Una vez más en este año, el 2 de noviembre, un evento adquiere para mi una gran y significativa relevancia. Mi hijo Emilio, ha presentado, expuesto y defendido su proyecto final de la carrera de arquitectura.
El resultado ha sido muy satisfactorio, maravilloso, extraordinario, brillante. Su esfuerzo, conocimiento y dedicación han quedado bien patentes delante de un tribunal presidido por el arquitecto Sr Joan Pere Ravetllat acompañado entre otros por Sr. Robert Terradas, director del la “Escola Tècnica i Superior d’Arquitectura La Salle lugar donde ha cursado los estudios.

Mi satisfacción y emoción al terminar el acto creo que eran evidentes. Me he fundido con él en un fuerte abrazo a la vez que mi beso era el hecho más relevante de admiración y agradecimiento por lo que en ese momento vivía y por lo vivido a lo largo de sus años de estudios que hoy llegaban a un punto final.
A pesar del esfuerzo, el sacrificio, los momentos de desaliento, lo que se ha dejado atrás en el camino, en este tiempo y demás contrariedades, sinceramente creo que hoy ha sido la hora de recoger parte del fruto de todos estos años, que seguirá y deseo que siga germinando en el futuro. Emilio, felicidades, te lo mereces, hoy ya eres ARQUITECTO.