Creo que ya puedo decir ¡POR FIN! pero lo vivo, lo digo, lo expreso, lo siento, lo manifiesto, sin esa forma de quien por fin ha llegado algo que le producía incluso ansiedad. ¡Por fin! y con bastante exactitud, después de siete meses y diez días, ha llegado el momento de poner fin a esos tratamientos pos operatorios de quimioterapia y radioterapia, que sesión tras sesión, día tras día, he sido el sujeto pasivo de ellos, el acompañante, que a cada instante espero y he deseado saber ser y estar. Confieso que no es fácil, pero ¿si no lo haces por esa persona a la que un día te uniste en la vida, por quien lo vas a hacer?. Sinceramente, ni me pesa, ni me duele, por el contrario me reconforta y con toda humildad manifiesto que me enorgullece el saber, el poder sobrellevar esta carga física y a la vez emocional.

Llegado este momento quiero mostrar mi agradecimiento por la labor prestada en estos meses de dolencia, por los profesionales sanitarios que con su, atención, ternura y sensibilidad han tratado a mi cónyuge y, porque no decirlo, a mí, haciéndonos más llevaderos estos meses. He podido constatar que es tónica habitual de atención y mimo para con todos los pacientes que a diario pasan por estos servicios hospitalarios. Gracias por el exquisito trato humano y atención recibida en todo este periodo y que pone de manifiesto la labor dura de personas vocacionales que continuamente muestran que son auténticos profesionales con talante, aptitudes, conocimientos, actitudes, sensibilidad y entrega para con los pacientes que han de pasar por esos duros momentos de la vida.
Hemos concluido una etapa muy importante y ya los miedos, la tristeza, la incertidumbre mengua a diario, a la espera de la eficaz recuperación y ansiamos que el amor y la esperanza sean la luz de cada día en nuestras vidas, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud.