Hoy hace veinte años y se me ha despertado la nostalgia. Hoy hace veinte años y he sentido como un escalofrió invadía mi cuerpo al
recordar aquella espectacular y sorprendente inauguración de los Juegos de Verano de la XXV Olimpiada de la
época moderna en Barcelona.

Recuerdo y creo que las lagrimas de una “princesa
viendo a su hermano abanderado de España provocaron en muchos un nudo en la
garganta o unas lágrimas en las mejillas mientras la sonrisa en los rostros era
evidente, el orgullo palpable, el éxito asegurado. No podía ser para menos, la
Expo de Sevilla había sido el inicio de aquel inolvidable año del 92 en que
“Curro y Cobi” fuero las mascotas de todos.
Han pasado veinte años desde entonces. Tantos
como para hacer platear los cabellos, desgastar la mirada, y reavivar las
arrugas de la piel. Pero a pesar del tiempo transcurrido, aquello maravilloso,
únicos, irrepetibles eventos, Expo y Olimpiada, tuvieron, tienen la magia de
hacer que el lejano 1992, ocupe un primer plano en mi memoria.
Volver...
con la frente marchita,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo platearon mi sien...
Sentir...
que es un soplo la vida,
que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
errante en las sombras,
te busca y te nombra.
Vivir...
con el alma aferrada
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez...
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