Los factores
que influyen en la formación de las personas se fundamentan básicamente en la familia y la escuela.
La familia es
en donde los padres determinan el desarrollo de sus hijos. Los padres nos
transmiten los valores, creencias,
actitudes, hábitos y normas básicas de convivencia y educación.
La escuela tiene
la misión de transmitir a los alumnos, saberes, reforzar los valores, actitudes, hábitos y normas
prodigadas en el hogar. Nos forma como personas para enfrentarnos a la
sociedad.
Si
bien estas dos instituciones, familia y escuela, son básicas en la formación,
creo que se puede afirmar que el entorno, el hábitat, el lugar, las
circunstancias y experiencias vividas influyen en la formación.
Con estas
primicias cada cual forma su carácter, su personalidad y ante ciertas
cuestiones puede ser más o menos imparcial y emitir un juicio sobre hechos según
su criterio y formación.
Estar en lo
cierto o no es un juicio que fácilmente emitimos a veces sin conocimiento de
causa y movidos más por una cuestión visceral que un raciocinio o conocimiento del
tema.

Quizás esto
permite el aplicarse la “Ley
Campoamor” que se usa a modo de
metáfora, o de recurso retórico, con que poder decir a alguien que ha hecho una
interpretación interesada de algo. Dicha “ley” se basa en el poema
“HUMORADAS” de Ramón de Campoamor
HUMORADAS
Busqué la ciencia, y me enseño el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.
Busqué la ciencia, y me enseño el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.
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