viernes, 14 de noviembre de 2008

EL ORGULLO DE SER PADRE

Hace tiempo que deseo manifestar el sentimiento de orgullo que tengo por ser padre, padre de dos hijos de los que día a día recojo todo su cariño, ese es el fruto que me toca recoger cuando mi edad avanza, mientras ellos se consolidan como personas.
Emilio, nació un caluroso día del mes de julio. Al despuntar el alba Mary Luz empezó a sentir dolores que no presumíamos que fueran de parto. A media mañana nos dirigimos hacia la clínica y ante las primeras palabras del medico – Estas primerizas – pensé que aun no había llegado la hora y a las dos menos cuarto de la tarde tenia entre mis brazos a mi primer hijo y desde entonces, cada día no he dejado de tenerlo en mi pensamiento y disfrutar el orgullo de ser padre.

Iván nació un calido día de
marzo, el ultimo de ese mes, lunes de pascua. Esta vez no éramos tan novatos y Mary Luz se tomo tiempo para prepararse durante las primeras horas de la mañana y sobre la misma hora que vio la luz su hermano vino al mundo mi segundo hijo y volví a afianzar en mi y aun más el orgullo de ser padre.
A ambos, día a día, cerca o lejos los he vivido, visto, jugado, soñado, enseñado, amonestado, hablado, acompañado… mientras crecían y aun hoy me siento muy cerca de ellos a pesar de que ambos han volado, han emprendido su camino y en el silencio, con la duda de su partida, con el temor de verlos partir hacia el destino de la vida y caminar por ella, vivo el orgullo de ser padre.
Cuantas veces he disentido con ellos en sus pensamientos, ideas, actuaciones, formas de comportamiento y cuantas veces me he arrepentido de los reproches que les he hecho y a la vez me he sentido orgulloso de verlos crecer, consolidar su personalidad, labrarse un porvenir y hoy cuando les he visto delante de tantas personas y Emilio se adelantaba a recoger el Primer premio Nuevo Diseño 2008 Mobiliario, a recoger nuevamente el fruto de su trabajo, de su esfuerzo, de su creatividad, de su imaginación, de sus conocimientos, de lo que su madre, su hermano y yo le hemos enseñado y transmitido, mientras contenía la emoción me he sentido orgulloso de ellos, he sentido el orgullo de ser padre.
Iván me ha acompañado a casa, en su forma de hablar le he sentido feliz, me he sentido feliz y su beso de despedida me ha hecho sentir su crecida barba, me ha permitido constatar lo lejos que quedaba ya el niño, lo cerca que tenia al hombre y el orgullo de ser padre.
He caminado despacio, sin prisas, dejando que la humedad de la noche lluviosa me refrescara. Llego a mi piso abro la puerta a la vez que cierro un día lleno del orgullo de ser padre.


A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporancon
los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.
Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustracionescon
la leche templada
y en cada canción.
Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.
Que bien me suena esta canción de J.M.Serrat