viernes, 27 de septiembre de 2019

EL SURTIDOR



De los claustros de un monasterio, fuertes lo muro y viejo el tiempo, aprendí de un surtidor la canción  que a cantar vengo.

Aguja de agua al viento rota ilusión; la vida que se escape, el surtidor. Volcán deshecho en agua, flecha quebrada,  deseo,  no logrado, esperanza no extenuada, vida en un ansia. Surtidor, vida rota, da tu canción: “Mi canción es ir dando, ir dando  amor”. 
Saltar roto en lágrimas, llorando ausencias, y beber aspirando claras estrellas. Canción de no cansarse, no ver atrás,  sonreír entre lágrimas, dar siempre, dar.” Friso  roto en el aire, saeta al céfiro  flecha, hacia Dios, suspiro de lo eterno: mi surtidor. Imagen de la vida: primero salto, torrente vacilante después remanso. Deseo de infinito, hito hacia el cielo, canción de la constancia, grito de aliento. Da, da. Sin cansarte, da generoso. Siembra al viento que pasa tu rio de oro.

viernes, 20 de septiembre de 2019

LEYENDA DE ESTRELLAS


LEYENDA DE ESTRELLAS
Cuenta una antigua leyenda de los sumerios que un lugar ubicado entre las explanadas aluviales de los ríos Éufrates y Tigris había una serranía de verdes montañas desde las que manan riachuelos y arroyos consagrados a Erido dios de la beneficencia, controlador del agua dulce. En las laderas de esta serrania se alzó un poblado Arrajup en el que una virgen a quien llamaban Feraleg, consagrada al dios del cielo Anu, fue tomada de la mano de Enlil, dios del viento, quien la llevo hasta lo más alto de las nubes soltándola para que cotejara los pueblos desde lugares de preeminencia.
Relatan los astrónomos de la época , que aquella doncella anduvo volando por el nimbo remontándose hacia las alturas y transformándose en una estrella casi imperceptible a los ojos humanos.
Estrella a la que alumbraron con su cambiante luz, su varios cielos, solsticios, equinoccios, eclipses, auroras, amaneceres y ocasos. En sus andaduras por los cielos se detenía en el horizonte y le gustaba verse reflejada en los lagos y ríos de donde procedía. En su tránsito por el firmamento encontró un sol a cuya órbita se unió i posiblemente de la implosión de ambos emergió un lucero blanco como los copos de la nieve, resplandeciente como sus progenitores y junto a ellos dentro de sus orbitas y siguiendo el deambular de quienes le alumbraban por las regiones celestes.
Eran envidia de las Pléyades, las Nereidas de Hero, o Mérope. Su luminiscencia peculiar, la hacía diferente a las estrellas del cielo del norte, que de por si son diferente a las estrellas del cielo del sur.

Un cataclismo celeste, torno negro el resplandor del firmamento y muchos de los astros, soles, lunas, estrellas, luceros y cuerpos celestes desaparecieron y cuando nuevamente el sol ilumino el día y la luna las noches se evidenció que la hecatombe dejo a la estrella y al lucero sin su sol protector y inmersos en un profundo lloro cuyas lagrimas se transformaron en diminutos puntos luminosos que quedaron desparramados por la vía láctea trazando el camino que la estrella recorrió en su solitaria andadura.
El par de astros, lucero y estrella, merodearon por el firmamento, de una constelación a otra. se acercó a Casiopea, estuvo cerca de Pegaso, se arrimó a Lupus, se avecinó a Aries, pero no encontró el resplandor, ni la luz, ni el calor que andaba escudriñando.
Narra la leyenda, que en un momento de la traslación por el firmamento, la estrella se topó con un ángel. Ángel de los que forman las cortes angelicales que se acercan a las estrellas para favorecerse de su luz, escarmenan las cabelleras de los cometas, explayan y acopian el bordado de estrellas en las noches de luna nueva, encienden y dan brillo a las auroras polares, pintan los colores el arco iris, o asistir y servir a los que requieren su ayuda.
La convergencia de ambas mitológicas entelequias, facilito el que el ángel buscase en las alturas, un lugar de cobijo y aposento de la estrella y su lucero.
Pero el ángel desaparecía y aparecía, quedaba en silenció pero consciente de su obligación, pedía disculpas por estar tantos días en silencio, asegurando que  el silencio no era por olvido. Le explico que, a veces, “los ángeles” suelen batir tir las alas y se van por el espacio infinito volando de un lado para otro, viendo desde lejos el nacer y ponerse de cada día, remontan el vuelo, se lanzan en picado sobre las nubes, juguetean en el infinito pero siempre tienen en el pensamiento a las estrellas  a las que un día acompañaron por el firmamento para hacer algo más llevadero el camino, que al igual que los de la tierra tienen sus baches, socavones, planicies, montículos e incluso con alfombra de flores o hierba verde y fresca que al sentirla bajos los pies parece que uno no camina, levita y toma impulso para la etapa.
El ángel recobró su obligación, y con su batir de alas llegaron a contemplar  conjunto de estrellas que no se ocultan jamás en el hemisferio Norte, los sabios y neófitos, astrónomos y estudiosos han creído ver en ellas objetos muy diferentes. Los griegos lo llamaban "El carro"; los antiguos galos, "El Carro de Arturo"; los norteamericanos, "El Cazo"; los ingleses, "La Carreta de Carlos", o "El Oso Grande".
La leyenda narra que en su situación en el cielo, forma un carro por la forma que dibujan sus siete estrellas principales tres ,de las cuales forman el brazo del carro, siendo la del medio la más brillante y de nombre Mizar. Mizar ocupa el lugar del corcel níveo que arrastra el carro. El ángel observo que el palafrén blanco carecía de jinete y hasta su montura llevo a la estrella se acomodó en su montura y se le bautizó con el nombre de Alcor y que solo es perceptible para un observador muy atento.
Desde hace milenios de períodos, el poder distinguir a estas dos estrellas a simple vista constituye un ejercicio clásico de agudeza visual. Físicamente las dos estrellas están separadas, aunque sus movimientos propios indican que se mueven juntas con luminosidad sin igual, transfiriendo la una a la otra, todo cuanto les da vida, grandeza, gloria y resplandor e irradiación
Es solo una leyenda, una de las muchas de historias de estrellas y mundos de ficción que se pueden leer y hacer pensar a quienes en el bastidor de su mente tejen bordados de soledad con hilo de recuerdos enhebrados en aguja de nostalgia.
top-alt: auto;"> Es solo una leyenda, una invención que se me ha ocurrido en un momento de ingenioso tedio. Gracias por leerla