Un verdadero amigo de Fernando Méndez, Miquel Àngel Bosch, pronuncio estas palabras en la despedida funeral-homenaje de Fernando Méndez, que dicen quien fue el Sr. Méndez para todos los que les conocimos.
Si bien, querido Fernando, te escribí una larga necrológica insertada en la aplicación informática del Facebook, donde de tanto en tanto curioseabas, con reflexiones sobre tu persona y la muerte que te ha acorralado, ahora pretendo, en esta ceremonia de homenaje en Sancho de Ávila, abrir otro registro distinto y, personalmente, quiero contemplarte como (1) un alumno más sentado en el pupitre mientras impartes docencia educativa y, al final de este escrito, como (2) un amigo entre amigos, incondicional y confidente.
(1) UN ALUMNO MÁS SENTADO EN EL PUPITRE...
Todavía sin contacto personal con tus alumnos de tutoría, al comenzar cada NUEVO CURSO, decías: -“Me han contado muchas coses de vosotros y de cada uno. Borro todo lo oído y sabed que, para mí, empezáis de nuevo”. Mayor grado de confianza no podías otorgar, querido Fernando.
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, cuando explicabas a tu alumnado GEOGRAFÍA que te llegarían algún día centenares de “muestras gratificadoras y de reconocimiento hacia tu persona, como han llegado en el Facebook, desde lugares próximos y también muy lejanos de la esfera terrestre”...
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que todavía se recuerdan aquellas FRASES MNEMOTÉCNICAS precisas y arcanas que, recitadas de memoria, servían para recordar “las clasificaciones de minerales, plantes y animales”...
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que el día cuando abrías el LABORATORIO de ciencias naturales, de física o de química para la realización de algún experimento, todo ello constituía un gozo festivo, “una fiesta mayor, para el grupo de la clase”...
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que cuando impartías MATEMÁTICAS todos se unían para igualar ecuaciones de primer grado con el juego de un “partido de fútbol, entre tu Madrid en campo contrario y el Barcelona en su sede, sin nunca enfrentamiento alguno”...
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que en cuanto a la LITERATURA se refiere, te recordaríamos a Jorge Manrique recitando aquellos versos a la muerte de su padre “cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando al ser nuestras vidas como los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. Este mundo es el camino para el otro, que es morada. Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo en que fenecemos, así que cuando morimos, descansamos”…
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que al dibujar en GEOMETRÍA alguna figura en la pizarra tenías ya presente y en mente "cómo todo confluye y se cruza, como las paralelas, en el más allá del Infinito"...
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que tus explicaciones de HISTORIA quedarían grabadas en el corazón de cada uno siendo tú el “protagonista de cada batalla y el hacedor de todas los tratados de paz”...
Quién te iba a decir, Fernando, después de tantos años, que al abrir el libro de GRAMÁTICA, aparte de tu voz afablemente comunicativa, pero precisa y potente, yo mismo te escogería para el intento de descifrar el revolcón de la muerte, que no comprendo, la metáfora no de un punto y aparte, ni siquiera la de un punto final, sino la necesidad de escribir con “puntos suspensivos” la espera previa para desvelar este misterio tan severo que ha segado tu vida terrenal...
...PORQUE TU VIDA SIGUE ENTRE NOSOTROS Y TU MUERTE NO ES OTRA COSA QUE UN NUEVO NACIMIENTO...Sin embargo, déjame Fernando, completar este breve recorrido formal
de las asignaturas comunes con el contenido profundo con que las
impartiste porque tus antiguos alumnos descubrieron de mayores lo
profundamente innovador que fuiste aún sabiendo que tú, con método y
disciplina tradicionales, hiciste “grandes” hoy a los que ayer fueron
“pequeños”. Atiende al escrito que nos ha llegado de uno de ellos:
"Hemos
disfrutado de un padre, de un amigo, de un compañero y de un profe que
nos ha hecho regalos maravillosos. Podemos estar contentos. Siempre lo
recordaré como el profe que nos acogió en sexto de EGB, y nos ayudó a
hacer un poco más grandes, porque dejáramos de ser un poco menos niños y
supo pedirnos que mostráramos lo que podíamos hacer solitos. Con él
hicimos un salto. Nos animó, pero de una manera amable y divertida...
tarea inmensa sin ninguna duda".
Aquí descubro yo "el acompañamiento
pedagógico" del educador que fuiste, "la confianza" que, como profesor,
Fernando, tuviste con los alumnos...aquí destaco "tu innovación", aquí
sobresale también "la pedagogía de la autoestima" que inculcaste, cuando
de la cual, hace mucho más de veinticinco años, nadie hablaba todavía.
Pero
hay más y en la necrológica que escribí ya te lo conté, Fernando. Un
día me preguntaste que te explicara bien “eso” del Paradigma Pedagógico
Ignaciano (PPI). Te lo iba explicando y me respondiste:
- Eso ja lo aplico yo sin tantas disertaciones, Miguel Ángel (Así, con "g", como me llamabas...)
Y
es que, en el contacto que tenías con los jesuitas y a los que con
cierta frecuencia prudente invitabas a comer en tu casa, a lo largo de
los muchos años, te fuiste llenando del alma de San Ignacio -aquello de
“EN TODO SERVIR y AMAR”- de tal manera que tu acción pedagógica rezumaba
ese espíritu certero y sencillo, sin grandes demostraciones externas,
pero sí con la máxima humildad de tu vocación de maestro, realmente
comprometida.
Ayer, cuando me entretuve a calcular en el Facebook los
centenares de alumnos y alumnas que respondieron con el icono gráfico
de una cara
llorando o la de un corazón rojo de amor, a la ingrata noticia de tu
muerte, aparte de las decenas y decenas de comentarios de reconocimiento
y estima, exquisitos y delicados, de tus alumnos y alumnas que no
hubieras siquiera nunca sospechado, pensé cómo podría yo resumirte tanto
sentimiento, tanta admiración, tanto reconocimiento y tanta gratitud
hacia tu persona, Fernando, y lo encontré. Fue una pizarra que inserté
en el muro de la aplicación informática con un escrito blanco sobre
negro, con los trazos de tiza de yeso, como las de antes, y que tú
utilizabas. Dice así la síntesis de todos los pensamientos y
sentimientos esparcidos por tus alumnos y alumnas:
“Uno recuerda con aprecio a los maestros brillantes, pero con gratitud a los que tocaron nuestros sentimientos”.
(2) AMIGO INCONDICIONAL Y CONFIDENTE
Acabo.
Adiós, querido Fernando. No. Hasta pronto o hasta cuando sea. Hasta
siempre...! Pero sabes una cosa...? He hablado de tu vocación-ejercicio
de maestro. No he dicho nada aquí todavía de tu familia. Pero unos días
antes de Navidad, recordarás que estuve comiendo en tu casa y, no sólo
por la conversación importante que mantuvimos, sino por lo que de ti
percibí, me impresionó ver que te encontrabas en un estado conformado y
sereno ante un nuevo proceso de aceptación de la vida que se te
presentaba a tu alrededor más próximo -con extensas y duras limitaciones
recientemente surgidas-, y a la par, también con las buenas
perspectivas de ver a tus hijos “haciendo camino al andar” como escribía
el poeta y a quien tanto gustabas de recitar. Y pensé: -Fernando, has
logrado los objetivos y, por lo tanto, no me extraña tu ausencia porque
te has marchado con la MISIÓN CUMPLIDA...!!!
Barcelona, en la Capilla de Sancho de Ávila, a 13 de Enero de 2017.