jueves, 22 de octubre de 2015

MI RINCON DE COMUNICACIÓN

Desde que creé este blog, al igual que pienso que les pasa a muchos “bloguero”,  esta bitácora personal es como un rinconcito especial donde he ido materializando todos mis pensamientos, mis momentos, mis emociones, mi realidad, mi día a día a pesar de que escriba de tarde en tarde. Posiblemente no es un espacio muy intimo y por el contrario en él intento o expreso más de una particularidad de mi forma de pensar, de sentir, de vivir y a veces una manera de manifestar como soy a todos aquellos que por interés, por azar, me leen o quieran leerme y así compartir aquello que en cada momento de mi vida doy a conocer o necesito expresar sin saber a ciencia cierta si esperando un comentario o simplemente para dejar constancia del momento.
Hoy, y siguiendo con esta situación de “afectado” por el cáncer de mama quiero compartir un escrito que me hace pensar, que me ayuda, que me orienta, que me da fuerzas para estar más y mejor que nunca al lado de ella. Que me hace decir también a mí, gracias, si, gracias a tantas personas próximas y lejanas, a los que no lo dicen pero sabemos que están ahí, a tantas instituciones, a tantos investigadores, a tantos profesionales, a los que involuntariamente omito, a tantos lugares, a tantas cosas, a tantos momentos que estoy viviendo después de finalizado el peregrinaje de pruebas, visitas medicas y estar tachando en el calendario día tras día a la espera del de la intervención. Ese día y ese momento  que deseo saber llevar con fuerza a pesar de mi debilidad, con valor a pesar de mi cobardía, con animo a pesar de la angustia, con fe a pesar de mis dudas,  con alegría a pesar de la tristeza y el llanto interno. Ese día que espero vivir con la esperanza de que pronto todo será pasado y sabremos volver a la manera cotidiana, afrontando la vida con ilusión, con esperanza, con fuerza, con amor e ignorando o evitando pensar en la recidiva. Haciendo lo que nos haga felices, viviendo el presente porque la vida es el ahora, este instante, en este momento porque mañana no sabemos que va a pasar o como puede amanecer a pesar de que siempre sale el sol.
Si podéis no dejar de leer:
Es necesario que os digamos...
http://cancerdemamalabatallademivida.blogspot.com.es/2015/05/es-necesario-que-os-digamos.html

martes, 13 de octubre de 2015

HOY MÁS QUE NUNCA

De vez en cuando la vida nos besa en la boca, según dice la canción, pero otras yo me pregunto, dónde nos besa y si realmente nos besa o nos pega pellizcos que llegan más allá del alma.
Si, así me siento, sin el beso de la vida. Me siento invadido por un llanto interno que me abrasa cual metal fundido porque nuevamente, la dolencia,  la enfermedad, el mal, el carcinoma se cruza en mi vida y más concretamente ubicado en esa mujer con la que comparto mi vida y con la que hace algo más de un año le prometí ser inseparable en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad y hoy aquí me encuentro fiel a esa promesa acometiendo asumir el hecho, el momento, la situación y a pesar del golpe, intentando tener una actitud positiva frente a la enfermedad y saber transmitírselo a ella en cada momento.
Hoy aun entiendo más ese lazo rosa, ese símbolo internacional que tantas veces he visto lucir en personas concienciadas con la prevención, detección, cura y cuidados del cáncer de mama. Hoy ese simbolo deseo hacerlo mío y afrontar el reto que nuevamente la vida me presenta.
Nuevamente deseo ayudarle a amar la vida.
A no soltar su mano en nuestro camino de cada día y que hoy parece quebrado, sinuoso, tortuoso, desigual y con un nuevo obstáculo a superar. 
Hoy más que nunca tengo y siento la necesidad de abrazarla con ternura mientras la acompaño a ese periplo de visitas y pruebas médicas previas.
Nuevamente prometo tener la paciencia que el amor exige.
Nuevamente sé que he de hablar cuando hagan falta palabras y compartir el silencio cuando no, cuando sea solo necesario una mirada sin dejar de manifestar que el silencio o las miradas son también palabras.
Nuevamente reitero mi promesa de amarla locamente en todas las facetas de su vida ahora y hacer que sienta real mi presencia, mi compañía.
Hoy, más que nunca prometo dedicarle  con gusto todo mi tiempo, mi esfuerzo de ser mejor cada día, mi máxima atención, mi ilusión y mi locura, mis ganas de vivir, y por un camino de esperanza,  juntos  vivir y caminar en paz porque hoy constato más y mejor que es mi amor único en la vida.
Hoy más que nunca deseo saber siempre, sentir siempre, en lo más profundo de mi alma, que no importa que desafíos puedan sobrevenirnos, puedan acontecernos, porque siempre halláremos la forma de volver a vencerlos y superarlos juntos.
Hoy más que nunca anhelo constatar que pronto todo será pasado.

domingo, 4 de octubre de 2015

ELLAS NUNCA SE GRADUAN

Un perro guía se 'gradúa' en la Universidad de Cádiz, era el titular de una noticia que aconteció días pasados y que llevaba el signo de una “buena noticia, noticia feliz”. No es una información de esas “macabras” “tremendistas” “sensacionalistas”… que parece que si no se emiten, los contenidos informativos no son relevantes.
La noticia hacía referencia a que en la orla promoción 2011-2015 del grado de Trabajo Social de la Universidad de Cádiz figura la foto de Idena, un perro guía junto a su dueño invidente que junto a sus compañeros de aula han tenido la ocasión de compartir orla con su inseparable y fiel compañera de rutina diaria durante los años de formación. Al parecer, no es un caso excepcional, sino que hay precedentes, como es el de la promoción 2007-2012 de Historia en la Universidad de Santiago de Compostela.
Esta noticia me hace reflexionar y pensar en esas muchas personas que nunca se  gradúan, eso padres, en esos miembros de la familia que también día a día han compartido, comparten y colaboran con el hijo, el  hermano, el nieto que tras años de estudios llega a la meta de alcanzar una licenciatura o formación, de figurar con orgullo en una orla.
En la clase, estas personas no son conocidas, en la universidad o en otros centros formativos, ellas nunca se gradúan. Ya no se les ve y digo, ya no se les ve, porque en los primeros años de su formación, la madre, el padre, los abuelos o algún otro integrante de la familia le acompañaban en el cotidiano camino de la escuela.
Estas personas nunca se gradúan ni aparecen en ninguna orla, su esfuerzo, su sacrificio, su entrega, su cotidiana aportación de aliento, de ayuda, de privaciones, de renuncia queda en el más absoluto anonimato, si bien siempre nos sentimos internamente orgullosos de ser padres y de los logros alcanzados por los hijos, de haber sabido invertir en su formación.
Los padres día a día cerca o lejos los hemos  visto, vivido, jugado, enseñado, amonestado, hablado, acompañado… mientras crecían y aun hoy, cuando son mayores, nos sentimos muy cerca de ellos a pesar de que no figuramos en la orla de sus estudios, a pesar de que han volado, han emprendido su camino y en el silencio, con la duda de su partida, con el temor de verlos partir hacia el destino de la vida y caminar por ella, experimentamos el orgullo de ser padres y no habernos graduado junto a ellos, pero conscientes de que figuramos en la orla de su agradecimiento.