viernes, 16 de enero de 2015

OTRA VEZ POR LA VÍA VERDE DE LA SIERRA

Ayer volví a hacer con la bicicleta la Vía Verde de la Sierra, si bien esta vez lo hice acompañando a un grupo de alumnos (39) de la E.S.O. del colegio de Guadalcacín. Me invitaron y no renuncié a ello, lo que me permitió pasar unas horas muy gratificantes no exentas de un esfuerzo adicional, como es el de estar pendientes de los chavales cuyo comportamiento me pareció extraordinario.
El trayecto estuvo un tanto supeditado al tiempo de que disponíamos, lo que hizo que sólo hiciéramos el tramo entre Puerto Serrano y la estación de Coripe, si bien otro grupo llegamos hasta  la estación de Zaframagón desde donde se puede contemplar el Peñón de Zaframagón, con una importante colonia de buitres leonados.
Desde la estación de Coripe, un grupo, nos acercamos hasta el monumento natural del Chaparro de la Vega (Coripe) un ejemplar de encina, a las que en la zona denominan “chaparro”, de más de 200 años y de grandes dimensiones.
Ha sido una grata experiencia a pesar de que mantenerme a rueda de ellos durante los  34,05 Km. (que marcaba mi contador) me costó, pero al final completar el camino fue muy gratificante y finalizar en condiciones “optimas” todo el recorrido, no sin antes hacer un prolongado descanso, donde almorzamos y recuperamos fuerzas.
Toda la vía discurre básicamente por frondosos parajes serranos formados por  los valles de los ríos Guadalete y Guadalporcún, llenos de belleza y de singular valor paisajístico. Un recorrido singular, entre frondosas montañas, campos de cultivo, túneles y viaductos que horadan estas sierras, permitiendo el cómodo transitar, ya que solo en el regreso a la estación de Puerto Serrano hay una pronunciada subida.
Un nuevo y grato recuerdo, un acontecimiento más para comentar y compartir. Una sugerente invitación para  quienes les atrae el senderismo, la naturaleza, las rutas en bicicleta o la simple curiosidad de conocer nuevos parajes de nuestra variopinta geografía ibérica y más concretamente de Andalucía.

domingo, 11 de enero de 2015

TODO PASA Y TODO QUEDA

Como escribía Machado “Todo pasa y todo queda” y un año más han pasado estos días de descanso para unos y de trabajo para otros, en los que los protagonistas principales son los niños.
Ha pasado Papá Noel, Olentzero, Yule, Tizón o Cepo de Nadal, el Tió, Árbol de Navidad, la cena de Nochebuena y la misa del Gallo, Fin de Año, uvas y campanadas, Santa Claus y Los Reyes Magos, el Belén, los motivos e íconos navideños propios de las celebraciones del solsticio de invierno.
Queda el recuerdo, las anécdotas, los encuentros familiares y de amigos. Esos ojos de inocencia, de emoción y de ilusión de los más pequeños admirados y sorprendidos por el color, deslumbrados por las luces de colores y la magia que aporta la noche, sin disyuntiva, más bella y esperada de estos días, la noche de la tradicional Cabalgata de los Reyes Magos que en esa noche son más mágicos que nunca. Noche que acelera el palpitar de los corazones infantiles. Noche que aviva la nostalgia que a todos nos retornan a otros tiempos, a otras edades donde también, con ilusión, con nervios, con intranquilidad, arrancamos  rasgamos, destrozamos impacientes, los envoltorios de lo que era lo más bello porque nunca lo había tenido, porque siempre lo había esperado, porque aplacaba nuestra espera.
Queda el recuerdo de quienes por la precariedad del momento quizás no han tenido nada especial en esta noche, o que gracias a la generosidad de otros, han podido disfrutar de ese momento de alegría, de sorpresa, de tierna felicidad en que un sencillo juguete se transforma en un gran tesoro, aunque quede la duda de si a casa volverá el trabajo, la tranquilidad en la familia, un mínimo de bienestar y se terminará la precariedad en la que viven a expensas de la generosidad y solidaridad de vecinos y asociaciones.
Queda el recuerdo y como bien dice la canción:
Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.