sábado, 31 de agosto de 2019

LA RUTA DEL ICTUS


Quizás el título de ruta del ictus no sea el más idóneo, ya que según el Diccionario de la Lengua Española “ruta” lo define como:1. f. Rota o derrota de un viaje. El camino dirección que se toma para un propósito, también habla de la f. Rota o derrota de un viaje 2. f. Itinerario para el viaje. Pero quizás el título es lo menos significativo, el hecho para mi relevante, es que estoy escribiendo este post donde refiero uno de mis  retos  más ilusionantes porque tiene el hándicap de que lo escribo durante mi convalecencia, después de padecer el ictus y la intervención quirúrgica de bypass coronario a la que me han sometido. Otra vez me choca el título de ruta con lo que realmente he vivido. 
La ruta del ictus intenta reflejar cronológicamente todo aquello que he ido viviendo a partir del día 16 de AGOSTO: en que por la mañana me vi afectado de un ictus y que gracias a la rapidez, la eficacia, el saber y el buen hacer de mi mujer, hicieron que hoy pueda estar escribiendo lo que recuerdo de aquellos momentos.  Ella, orgullosa y humilde compañera y siempre generosa, cuando estaba en el suelo prontamente detectó que estaba sufriendo un ictus y, sin pérdida de tiempo, alertó a los servicios de urgencias que de forma rápida y eficaz me trasladaron hasta urgencias y posteriormente a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Jerez. Es muy importante saber que cuando una persona sufre un ictus hay que  actuar con la máxima rapidez, ya que cuanto más tiempo pase una persona sufriendo el ACV las secuelas serán más graves.
Yo, como he mencionado, me he restablecido bien dada la rápida eficacia de mi esposa y de los servicios sanitarios que presurosomente me trasladaron a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Jerez y allí fui ingresado en un estado, yo creo que de inconsciencia  más que de conciencia,  entre aquellas blancas, ásperas  y arrugadas sábanas, mientras que mi cabeza reposaba sobre una dura e incómoda almohada blanca, y mi postura me era cada vez  más difícil de soportar e incluso me impedía ver con claridad todo aquello que estuviera ubicado a mi izquierda y por eso se me hacía difícil distinguir la silueta de mis hijos, y poco a poco a esas personas queridas que desde el primer momento me hacían compañía y me tendían su mano que con dificultad yo podía estrechar y apretar, me fallaban las fuerzas. En los primeros momentos de esta ruta, solo recuerdo con mayor claridad  el traqueteo de la ambulancia y, al igual que había visto en algunos documentales televisivos, era colocado en la camilla. Con lo que aquí expongo no pretendo dar instrucciones a nadie sobre cómo uno se debe sentir o que debe hacer. Solo pretendo exponer mis vivencias, de las cuales y quizás la más dura, si se puede decir así, fue el  constatar que apenas podía beber porque fácilmente me atragantaba. Como consecuencia del ictus tenía disfagia. Recuerdo lo angustioso que fue el notar mi torpeza o imposibilidad de actuar con el brazo izquierdo. Quise llevármelo a la cabeza. Sentí que era como un miembro inerte que no respondía a mi deseo. Por fortuna todos los demás sentidos los percibía con claridad, en especial el oído que me mantenía en contacto y vinculado con mis seres queridos y, por supuesto, mis sentimientos y preocupación por ellos, estaban vivos  y posiblemente eso es lo que me hizo reaccionar, abrir los ojos y pensar que con la ayuda del Altísimo (porque para algo soy creyente) y mi tesón, obstinación, mi fuerza y el apoyo de todos, y el buen hacer de los especialistas médicos y la confianza de mis seres queridos que tan cerca y tanto los sentía en aquellos momentos, yo me iba a recuperar, aunque en aquellos momentos no era realmente consciente de mi situación, pero tenía claro que no me podía dejar vencer, ni podía decaer. Después de pasar cinco días con sus cinco noches en la UCI, contemplando el crepúsculo de la tarde y el alba del nuevo amanecer y siguiendo desubicado, me comunican que me dan el alta para irme a la planta, esto despierta en mí y en mi entorno un cierto grado de esperanza. Mi traslado a planta se hace realidad por fin, una vez salvada la burocracia, y en la misma cama de la que me siento muy vinculado me trasladan a una habitación en la segunda planta, al llegar oigo los comentarios simpáticos de todos, ya que es una habitación enorme solo para mí, una auténtica “suite”.

21AGOSTO: De mi estancia en la UCI poco o nada recuerdo, sí bien tengo el vago recuerdo que desde la cama y a través de una ventana próxima podía ver la claridad del día y como declinaba la tarde otoñal, a pesar de que como me hizo notar uno de mis hijos, mi desubicación en el lugar y en el tiempo era total y aquella monotonía solamente se rompía cuando traían la comida o con algún comentario aislado de esas personas tan queridas que siempre permanecían a mi lado. Recuerdo perfectamente que, en un momento determinado, me veo sentado en  un sillón y atado con unas sábanas para mantenerme erguido. Verme en esa situación me hace comprender lo decrépito que me encuentro. Inmediatamente pienso que no, que esa no es la postura que quiero y reaccionopidiendo que me desaten para ir al W.C. yo solo, y andando y bajo la atenta vigilancia y amparo de todos los presentes llego hasta el servicio y vuelvo andando por mí mismo. “reto” superado, soy capaz de andar y constato que soy capaz de moverme en la cama. Al día siguiente ya me procuran un “andador” y con torpeza pero con cierta seguridad y la atenta mirada de los míos inicio los primeros pasos. Todo un logro, reto superado, si bien la mano izquierda aun no me responde bien y no puedo mantenerla en la empuñadura del andador, pero por lo menos he andado, he roto la monotonía del día. Ya no me siento esclavo de la cama y tan pronto como sea posible volveré a levantarme y caminar con la ayuda del andador. Mi hijo menor, con el humor y la alegría que le caracteriza, me lleva en silla de ruedas por los pasillos y distintas estancias del hospital. Eso es una nueva forma de salir de la habitación, una nueva distracción, una forma de romper la monotonía que me permite sentirme más cerca del mundo real. Me gusta llegar al final del pasillo y poder observar desde la ventana la policromía del crepúsculo y el color de los campos que puedo entrever. La penumbra se ha hecho noche, la noche con sus estrellas y el cansancio que me pesa, constato que cae el silencio y la habitación entra en silencio y en penumbras, invitando al sueño.
Parece que ya he terminado mi estancia en este hospital. Me van a trasladar a otro donde podré hacer rehabilitación. En concreto al Hospital Juan Grande de la orden hospitalaria de San Juan de Dios.
29AGOSTO: Hoy se ha realizado el traslado al nuevo hospital, estoy en una habitación compartida y dispuesto a la rehabilitación que diariamente he de hacer. También en este hospital estoy acompañado por mi cónyuge que vela por mí  a cada instante y me auxilia en todo cuanto yo no puedo hacer o valerme por mi mismo, y así en cada comida que, por cierto, para mí son apetecibles, sus manos son las mías. E incluso en el aseo personal ella me tiene que ayudar. Que decrepitud la mía y cuanta ayuda preciso. Ella, con angustia en el alma, y moderada serenidad, ha ido pasando las noches en un incómodo sillón que solo ha abandonado a primeras horas del amanecer para irse a tomar esa pócima negra denominada café que vigoriza, estimula y que se convierte es su fugaz desayuno. Eso me preocupa porque necesito que se cuide y, no solo por su bien, sino también por el mío y por el de todos.
En este hospital me hacen la prueba de “hoster” para comprobar el ritmo cardiaco, ya que una anomalía en el mismo puede haber sido la posible causa del ictus que he tenido. En este centro también constato que la atención y cuidados médicos son extraordinarios y con la ayuda del andador, vuelvo a pasear por los pasillos y por otras dependencias del lugar, e  incluso en silla de ruedas llego al lugar donde hago  rehabilitación y confirmo la gran profesionalidad de los fisioterapeutas y auxilares que me han atendido. Con su ayuda he vuelto a andar, con cierta dificultad, pero cada vez mis pasos son más seguros y soy más consciente de lo que hago, y de mis limitaciones, de la gran ayuda que me prestan mis allegados y  la notoria profesionalidad, apoyo y ayuda de los facultativos que me aconsejan que no use ningún sistema de ayuda como bastón, muleta o andador para caminar. Me dicen que las “conexiones de mi cerebro” se han de ir restableciendo. Yo me imagino mi cerebro como un gran cuadro de mandos donde el cableado ha de estar correctamente conectado. Cosa que yo ahora no tengo, así que iré trabajando hasta conseguir la correcta conexión.

La estancia en el hospital es muy gratificante gracias a todos los que me acompañan.  El día 7 de SEPTIEMBRE regreso a mi casa donde me desenvuelvo con bastante cordura. Puedo incluso subir las escaleras. Volver a casa después del hospital es un asunto inquietante, no sabe uno lo que se va a encontrar después de tantos días aislado y protegido por unos profesionales. En casa todo es nuevo, no hay expertos, pero tengo a mi mujer que es como si lo fuera, porque yo confió plenamente en ella que no cesa de prestarme todo tipo de atenciones con ese cariño y ternura, agrado tan propio de ella.
7 SEPTIEMBRE: me han dado el alta en el Hospital Juan Grande y llego a mi casa muy contento. Todo me parece nuevo, y es que por fin he dejado los hospitales y vuelvo a la normalidad con ciertas limitaciones, de las que creo que soy consciente, pero con mucha tranquilidad y total convencimiento de que con la ayuda del Altísimo y de todos los que están a mi lado, seré capaz de vencer esas restricciones, de igual forma que he ido venciendo la inmovilidad de algunos miembros y la habilidad emocional aunque en determinados momentos soy consciente de mi  irritabilidad. Pero eso también, siempre ha formado parte de mi carácter. Poco a poco seré más autónomo. Hoy vivo otra de mis limitaciones, No soy capaz de usar el ordenador. Yo que tanta soltura tenia con esta herramienta, ahora veo que no acierto ni a lo más básico, así que algo más para superar. Algo más que superaré, ya que en casa, constato que me desenvuelvo con bastante, cordura. Incluso, puedo subir las escaleras. Volver a casa después del hospital, resulta un tanto inquietante, no sabe uno lo que se va a encontrar después de tantos días aislado y auxiliado por unos profesionales. En casa todo es nuevo, no hay especialistas, pero tengo a mi mujer, que es como si lo fuera, porque yo confió plenamente en ella, en su buen hacer, ya que no cesa de prestarme todo tipo de atenciones con ese cariño, ternura, agrado tan propio de ella.
8 SEPTIEMBRE:tal y como nos habían dicho llegan a casa mi amigo Ángel y su esposa, eso me alegra y me distrae, conversamos de los detalles de mi situación, y me alegra verme acompañado.

11 SEPTIEMBRE:hoy nos decidimos a ir a Arcos y una vez allí, caminamos desde la plaza de España,a la plaza del Cabildo,Allí desde el balcón de la peña contemplamos las vista asombrosas i extraordinarias de los campos y planicies que circundan este pueblo. Hemos descansado un tiempo en el Parador de la villa ubicado en la antigua Casa del Corregidor. Regresamos a Jerez para cenar y en casa compruebo que hoy  he andado unos 6 km. Todo un record, y sin sentirme cansado en exceso, y si muy animado, por lo que he podido superar. Mañana iremos a cenar al hotelBarcelóMonte Castillo lo que reseño porque es algo que me anima. Reemprendo la rehabilitación después de la peculiaridad de ayer y lo hago animado y en la compañía de mi hijo menor que estos días los comparte con nosotros y eso siempre es reconfortante.

11 SEPTIEMBRE:Después de unos días de inactividad vuelvo a iniciar las sesiones, de rehabilitación que considero primordiales para mi recuperación.  Hoy me encuentro muy cansado lo que me produce un aturdimiento y cansancio excesivo por lo que me comprueban las constantes vitales, y me  hacen un electrocardiograma, que no muestra ninguna anomalía.

Ángel y su esposa ya se han ido y yo con la inseparable compañía de mi mujer, sigo haciendo rehabilitación y mirando con esperanza el futuro.


29 SEPTIEMBRE:a las 1:30de la noche me levanto y siento un gran dolor en el pecho, y un sudor frío, Por fortuna esta aquí mi hijo Iván y junto con mi inseparable esposa, me llevan con premura al hospital de jerez donde soy atendido de urgencias y me diagnostican que tengo una angina de pecho, Tras unas horas un tanto perniciosas, en urgencias,  me trasladan a planta como se dice en el argot hospitalario. Esta vez me toca habitación compartida pero, por pocas horas, ya que al día siguiente me instalan en la habitación 307 desde cuya ventana, puedo observar el día como amanece y desvanece, hechos que me hacen más llevadera la estancia en este lugar y también me alienta el tener a mi hijo cerca y el hecho de que las personas con quienes compartimos esta nueva habitación, son muy mables y eso hace la estancia más gratificante, si bien, estoy muy preocupado por mi esposa que se pasa el día y la noche a mi lado y con dificultades para alimentarse en detrimento de su descanso, en las circunstancias que les rodeaban en esos momentos. Recuerdo los versos del poeta “Y siento más tu muerte que mi vida….”Yo siento que me preocupan más sus vicisitudes que mi estado, y quisiera de alguna manera aliviarla de esta carga.

3
">OCTUBRE: sigo en la habitación 307 he pasado la noche bastante bien. Me han hecho un TAC y cuando lo hayan revisado ya me dirán cuándo me hacen el cateterismo. Probablemente sea mañana. Me encuentro muy bien, muy animado y aquí con mi mujer me siento lleno de todo lo que se puede pedir. Me informan de que el TAC muestra resultado favorable y me avisan de que mañana, definitivamente me harán la prueba del cateterismo.
4 OCTUBRE:otro día más qué pasó aquí en la habitación viendo pasar el tiempo y procurando no aburrirme para ello, he empezado a leerVIVIR ES UN ASUNTO URGENTE  de MARIO ALONSO PUIG” es Un libro  de autoayuda y que ofrece el apoyo necesario para afrontar los desafíos que se plantean en nuestras vidas, proporcionándonos alegría, ilusión, tranquilidad y confianza. Tengo la visita de un equipo de cardiólogos que me informa de que me van a hacer un cateterismo, esto me tranquiliza algo porque por fin, voy a saber qué es lo que me ha provocado esta nefasta situación en la que me encuentro. Después de comunicarme y prepararme varias veces para el cateterismo, por fin hoy, ha llegado el día y el momento, y  mientras  espero  que llegue la hora   de la nueva prueba me ha venido a la mente  la palabra adversidad y he buscado  en internet  y he leído esta frase que me gusta “Ante las adversidades sigue adelante. Sólo es un capítulo en el pasado. No cierres el libro, sólo cambia la página !....ANIMO, no te dejes vencer, todo pasa !!!. Me han trasladado a una sala para hacerme el cateterismo. Desde la camilla observo como me hacen un ecocardiograma. Posteriormente me hacen el cateterismo y me informan, que las arterias coronarias,las tengo muy obstruidas por lo que me tendrán que hacer un bypass. Realmente soy ajeno a lo que eso significa a pesar de la clara explicación de los cardiólogos. Llego nuevamente a la habitación y allí, ya soy más consciente de mi situación, y las personas que allí hay, me tranquilizan y ayudan a comprender mejor que a pesar de ser una intervención quirúrgica, no comporta riesgos, y es lo mejor para mí. Me prohíben salir a los pasillos a andar o hacer cualquier tipo de esfuerzo por lo que deduzco que mi estado es crítico. La intervención me la harán en Cádiz, lo que me hace pensar que será una intranquilidad y desvelo más para mi pareja y el resto de mi familia. Me siento más inquieto a pesar de saber ya que es lo que padezco y de que se puede poner una solución, pero eso no me evita sentir cierto miedo, ansiedad inquietud y preocupación., Si Jorge M. Reverte dice en su libro “inútilmente guapo” que le ha visto la cara a la muerte yo me permito decir que le he visto la guadaña y le sujeto el brazo porque quiero vivir, y sigo pensando que la policromía del atardecer que veo por la ventana de la habitación nos augura un bello amanecer, como el que yo deseo a todos los que comparten estos momentos conmigo.
6 OCTUBRE:hoy está  aquí con mi hijo Emilio, estoy muy contento a pesar de la noticia de que me tienen que hacer un bypass, pero bueno todo llegará y hoy lo más importante es estar aquí con mi hijo, porque eso me da mucha fuerza y me acompaña para poder contemplar con él desde la ventana del pasillo, la policromía del crepúsculo.

 

7 OCTUBRE:termina un día cargado de futuro y lleno de esperanza un día que he compartido felizmente con Lola y con mi hijo Emilio a más de las llamadas que he tenido de mi amigo Ángel y esas palabras de Agustín que siempre reconfortan, hoy también es un gran día.¡hasta mañana¡.

9OCTUBRE: He interrogado  inútilmente al personal médico, cuándo será la intervención y como era de suponer no pueden concretar nada, yaque depende de muchos factores, pero bueno ya llegará. Un día más qué clausuro cargado de esperanza, con el deseo de que esto termine pronto.

11 OCTUBRE:de 2018 Sobre las 16 horas me informan de mi traslado a Cádiz donde he de ser intervenido. Llega el momento del traslado, estoy hablando por teléfono con uno de mis hijos, cuando una enfermera me indica que he de marcharme, me ponen en la camilla, salgo de la habitación despidiéndome de todos los acompañantes de estos días, y le tiendo la mano al sanitario que durante estos días me ha auxiliado, y con una sonrisa que no he olvidado, me anima y me dice que el equipo médico que me va  asistir es muy bueno. Con esas palabras en la mente y pendiente de mi esposa me introducen en la ambulancia medicalizada para facilitarme la atención básica, durante el desplazamiento, y mientras hacemos el recorrido me van haciendo un electrocardiograma, el doctor y la enfermera muy cordialmente me informan de los cuidados que me están prestando y a mi pregunta de qué día me van a intervenir, el doctor no me lo puede concretar ya que depende de diversos factores. Hemos legado al hospital “puerta del mar ” de Cádiz

Salvada la burocracia soy trasladado a la habitación 401 y allí después de hablar con las enfermeras que nos reciben muy cordialmente, y conscientes de nuestras circunstancias y ante el estado que presenta mi esposa deciden, que ocupe una cama conmigo en la misma habitación  lo que nos sosiega, y a ambos nos permite descansar como no lo habíamos hecho antes. Desde la venta de la habitación observo las fachadas de las viviendas próximas  cuyas puertas y ventanas aun pareciendo cerradas son implacables observadores y miradores de la vida local y espían las anécdotas del momento.  La luz del crepúsculo se va afirmando envolviendo la ciudad en la oscuridad de la noche. Me despierto después de haber tenido una pesadilla, que no describo por ser poco notable pero sí que me hace pensar sobre el miedo que siento ante mi intervención. Decido empezar a leer “CORAZON  de EDMONDO DE AMICIS” libro que para mí tiene una connotación muy especial.


13OCTUBRE:Me han dado apoyo espiritual tal y como pedí ayer.  El capellán era un hombre cuarentón, un tanto escueto en palabras pero que sabía escuchar.  Eso me ha aliviado bastante y a la vez, me ha hecho sentir más vivas las ganas de vivir, y qué el día 15, todo va a ir perfecto, y probablemente ese mismo día, puedo seguir escribiendo este pequeño diario qué forma parte de la ruta del ictus,  si no puedo volver a escribir, alguien leerá estas palabras o, selas dé a leer a mis hijos y que sepan que siempre les he querido mucho y les pido si es que puedo pedirles algo, que quiera mucho a su madre, y que no olviden nunca a Lola.Un gran abrazo y un gran beso para todos.

14OCTUBRE: domingo, es mediodía o cómo se dice en la vida monástica, esla hora del Ángelus e irrumpe en la habitación una doctora qué sé presenta (Nora), y me comunica que mañana a las 8 me van a intervenir. Me quedo sin palabras, estupefacto, atónito, y le pido que por favor se lo comunique a mi señora que en ese momento no está conmigo, la doctora me invita a explicarme los pormenores de la intervención y le ruego que no lo haga, soy muy aprensivo. Se marcha con la promesa de que volverá. Poco después llega mi señora,y le comunico la novedad y me anima, claro que el simple hecho detenerla cerca, me da el ánimo y la fuerza que necesito en esos instantes
En la habitación, se han presentado mis hijos acompañados de Juan Luis, una gran persona que en estos días se muestra muy  próximo. Después de comer, Iván se tiene que ir por motivos del viaje. A últimas hora de la tarde vuelve mi hijo Emilio y me invita a salir a caminar por el largo y sombrío pasillo de la planta. A mitad del pasillo está el lugar de los neonatos. Ne llama la atención de que en ese mismo lugar, se conjugue la vida y la partida. En un lugar, la alegría del nacimiento, y a unos pocos metros la intranquilidad de la dolencia. La compañía de mi hijo, y su charla me distrae, hablamos de lo bueno que seria, que un psicólogo atendiera a las personas que como yo han de ser sometidas a una intervención de esas características. Llega la hora de la despedida y nos abrazamos con efusión, creo que más que otras veces. Nos envolvemos, con un apretón de esos que se dan, enlazándose cada uno en el pecho del otro, hasta que parece que se tocan los corazones. Nos soltamos y sin más palabras, desapareció tras la puerta del ascensor. Volví a la habitación y allí estaba ella, una vez más, y como siempre, me consoló y me dio ánimos porque solo con verme sabía por lo que estaba pasando.



 



15 OCTUBRE:hoy voy a ser sometido a una Cirugía torácica.

Hoy tengo que felicitar algunas personas, pero creo que comprenderán que no lo haga.A las 7:30 me ha despertado el ruido de abrirse la puerta, que ha roto el silencio del sueño en la habitación, era el enfermero, que venía a controlar, como otras mañanas, las constantes vitales, y me ha recordado que hoy me operan. Desde la ventana puedo ver como en los inmuebles cercanos se encienden las luces, signo inequívoco de que sus moradores se están desperezando y acicalando, mientras que las cocinas, posiblemente se inundan del perfume del café recién hecho. En el cielo, poco a poco se disipan las tiniebla de la noche, las estrellas se desvanecen, y la luna emprende su camino de regreso. En la calle, iluminada de ambarino por las farolas, empieza el rumor del amanecer de la ciudad, y se percibe el ruido qué hacen al levantarse, las persianas metálica de algún comercio o local cercano, un vehículo se pone en marcha y poco a poco su rumor se aleja a la vez que se va desvaneciendo, con el tiempo.

A las ocho de la mañana, siguiendo el protocolo llegan para depilarme y me rasuran todo el cuerpo, me dan un champú especial y me ducho sin mirarme en el espejo, no quiero ver, ni recordar, la imagen decrepita que seguramente presento, mostrando las flácidas carnes, He terminado, y me visto con el pijama de lista blanco y amarillo, me siento en la cama junto a mi inseparable mujer, a esperar la llegada de los camilleros que me han de trasladar al quirófano. Mando los mensajes de buenos días, leo los que me han mandado y escucho los buenos días de mi nieta, que con voz débil me dice “abuelo no tengas miedo “eso me emociona y me hace pensar, que también por ella, he de ser fuerte. Llegan a buscarme, y en la misma cama, me trasladan por el pasillo hasta el ascensor y hasta la planta donde están los quirófanos. Bajo la atenta mirada y compañía de mi esposa, me presentan al anestesista y  su equipo, que tratan de distraerme e incluso me brindan la elección de una canción para distraerme y elijo Mediterráneo, y todos la empezamos a tararear. Ahora sí que ha arribado la hora, y oigo los acordes, hasta que ha llegado, el momento que ya no recuerdo nada.Durante mi intervención Mi familia ha permanecido en la sala de espera del área quirúrgica. Tras la intervención quirúrgica, el doctor, les ha informado sobre mi estado. Todo ha ido muy bien.


16OCTUBRE:No tengo conciencia de cuando me desperté  de la anestesia, ni del tiempo previo a ello. Solo sé que me despierto en una sala “La Unidad de Recuperación Pos anestésica” (URPA) repleta de profesionales sanitarios que constato que están muy pendientes de mi estado. Pero yo busco exasperadamente, e inútilmente a mi familia. Inmediatamente pregunte por ellos. Eso es lo único  que a mí me inquietaba en esos instantes,  y recordaba  qué me decían  que hasta las 8  no llegaría,  pero para mí,  eso de la hora,  era  o estaba demás,  porque  podía ver un reloj en la pared de enfrente,  pero sin las gafas me era imposible distinguir la hora. Aun, no les han dejado entrar  a verme. Estoy consciente después de haberme hecho anestesia general, y voy oyendo la conversación de doctores con otros profesionales sanitarios, y así, he sabido que me han hecho el bypass con la vena safena, de la pierna izquierda, para ello, me han abierto el tórax.

También  y me dan un rodillo de gasa que me recomiendan que lo tenga apretado sobre el pecho, para proteger el esternón en especial si tengo tos. También me han dado un inspirómetro para hacer ejercicios de respiración.

A mis pies, podía ver a un doctor con sus ayudantes, intentando  paliar el derrame que tenía en la pierna izquierda en el lugar donde me habían sacado la vena safena. Por fin entra mi familia y al verlos me dije: “ellos no me han dejado” como dijo Alfonso X el Sabio en la guerra que mantuvo contra su hijo Sancho”. Y ahí estaba ella, mi gran mujer y mis hijos. Después, del saludo habitual, y unos afectivos y tiernos besos, alargo mis manos rugosas, y flácidas, que se estrechan, con las de mi esposa y formamos con mis hijos, que estaban a su lado, una cadena, a la que yo mentalmente unía toda la familia y amigos, que sabía que estaban conmigo. Me comentan que ya han hablado con los doctores, en concreto con el cirujano, que les ha informado, que todo ha ido muy bien, que me han puesto tres bypass para lo que han obtenido,  un trozo de vaso sanguíneo, de la pierna (vena safena) y de una arteria del pecho. Yo me encuentro muy bien, sin dolor y con la incomodidad propia del momento. Estoy muy bien, gracias a Dios. Casi sin percatarme, ha llegado la hora de que se marche mi familia. Con cierta aflicción los veo transitar hasta que cruzan el quicio de la puerta, y desaparecen tras las hojas que se cierran solas tras ellos.El doctor y sus asistentes, siguen dedicándome sus atenciones y me ponen los drenajes adecuados. Uno en el pecho y el otro en el cuello y ambos conectados al mimo “recipiente” similar a un maletín.


17OCTUBRE:Segundo día de mi estancia en la Unidad de Recuperación. La noche ha sido penosa, a veces dormía y otras me sentía en duermevelas, en una situación irreal e incómoda por el tubo que me suministra oxigeno por la nariz. Me veo rodeado de personal sanitario que con regularidad me toma las constantes vitales. Creo que ha terminado la noche, más por intuición, que por la hora, o saber qué hora era, pues sigo sin ver el reloj, pero he visto que iban entrando personal sanitario y era tal la cantidad de personas que iban y venían que he pensado, ya es otro día. La cama no es cómoda ni incómoda. Creo que  me he acomodado a ella y a tener a mi alcance y contra el pecho el rodillo que me han dado para protegerme. He pasado mucha sed y de vez en cuando me daban un palo frío que mitigaba de momento, la sed. Me indican que siga haciendo ejercicios con el inspirómetro, y eso hago mientras transcurre el tiempo, y espero, que vuelva mi familia. Esa es mi única preocupación. Tenerlos cerca y observar cómo están ellos, ya que yo, me encuentro muy bien, a pesar de mi desubicación.


18OCTUBRE:Tercer día de mi estancia en la Unidad de Recuperación. La noche la he pasado difícil, con un sueño penoso y frecuentemente interrumpido por los profesionales, que me han estado controlando las constantes vitales y por el personal de guardia que dialogaban entre ellos y era incapaz de hacer oídos sordos a los comentarios. Estoy muy bien, no tengo ningún dolor y me encuentro muy tranquilo. Constato que vivo, y eso me hace incluso pensar, que mi arrojo es muy mediocre, y mi miedos muchos En un momento de lo que supongo primeras horas de la mañana, pido ayuda espiritual y el clérigo se presenta diligente y me ofrece un diminuto trozó de  oblea que ingiero sin dificultad. Es mi primer alimento solido, e incluso he podido, beber algo de agua. Parece que todo está perfectamente. Sigo pendiente de todo el personal que transita por la sala y atienden a los pacientes cercanos.  En ocasiones oigo. “rayos en sala” y el personal facultativo evacua la estancia y es que con un aparato portátil de rayo X le hacen radiografía a algún paciente. Otra vez me inquieta el no tener a mi familia más cerca, y me indican, que pronto vendrán. Por fin nuevamente,ahí estaba ella, mi gran mujer y mis hijos que después del saludo habitual y unos cariñoso y afectivos besos, de nuevo alargo mis manos torpes y flojas que se aprietan con las de mi esposa y establecemos con mis hijos que están  próximos a ella, una nueva cadena a la que yo he unido toda la familia y amigos que sabía que estaban conmigo. Ahora, invitan a mi mujer que me dé el primer alimento sólido, un puré y un yogur que digiero muy bien. Un paso más que me augura, que pronto abandonare este lugar. Una sanitaria me comunica que me van a trasladar a planta. Eso me inquieta, lo estoy deseando, y desde ese momento, cada vez que oigo o veo abrirse la puerta, ya que esto situado frente a ella, no puedo dejar de mirar. Me informan, que cuando vea aparecer una cama, es que ya vienen a por mí. Y así, sobre las 6 de la tarde, llega la cama y los auxiliares que me trasladan hasta la nueva habitación, la 405, La habitación,me gusta porque estoy al lado de una ventana desde la que puedo ver parte de laciudad. Tengo la intranquilidad y las ganas , de ver llegar a mi familia, por fin aparecen, con esa afectividad que tanto me gratifica. Ya estamos todos, porque nuevamente tengo a mi inseparable acompañante a mi lado. Advierto en todos, un rostro de cansancio, de tranquilidad, de serenidad y de satisfacción. Todo está saliendo bien, incluso la nueva estancia, nos parece muy confortable, ya que en principio estamos solos, a pesar de que nos informan, de que vendrá otro paciente. Llega la tarde otoñal, y tras ella, la cena, y la hora del descanso, pero siento un cierto malestar, arritmia, que los facultativos palían y dicen que, es propio después de la intervención. Yo constato que es más una cuestión psicológica mía, que una dolencia a cuidar, ya que pronto desaparece y me entrego al descanso, casi sin percatarme de ello, al alba, ya no siento nada.

Al amanecer  constato que todos estamos más tranquilos, ya que ella, también toma la comida del hospital si bien, persiste la incomodidad del descanso, cubierta con una sábana, en un incomodísimo sillón junto a mi cama, sillón yo intento alcanzar con mi mano, mientras duermo, para sentir más nuestro vinculo. Ahora, solo a primeras horas de la mañana, y tras mi obstinación, ella, abandona la “vigilancia” para ir a reconfortarse con esa infusión oscura denominada Café que vigoriza y estimula y que ahora ya no es su fugaz desayuno.

19OCTUBRE:estos días me cuesta enmarcarlos dentro de estas vicisitudes que estamos viviendo. Hoy hace cinco días dela intervención quirúrgica, todo parece que funciona bien y sigo manifestando y agradeciendo, todo lo que representa para Lola, el trabajo de cuidadora. Ahora, ha de estar pendiente del líquido que ingiero. Y del que expulso.

20 OCTUBRE:Seguimos compartiendo la habitación con esta familia, a la que nos une la enfermedad.  Hoy está lloviendo y estamos llenos de esperanza, porque me encuentro bastante bien y mis hijos se están acercando a estas tierras. Y de forma más próxima físicamente, seguiremos compartiendo el pesar de la enfermedad, y la alegría, y la solidaridad, entre los que el destino, nos ha reunido en esta habitación hospitalaria, dónde la luz del día, también nos acompaña y nos da vida, y donde he comulgado y agradecido al Altísimo, poder estar como estoy, mejorando satisfactoriamente.
Mi recuperación en el hospital, conlleva análisis, de laboratorio diarios y radiografías del pecho, caminar por los pasillos, quitar los tubos de drenaje, y el control de las constantes vitales, glucosa, y respiración. 
Hoy pienso sobre lo que he leído leo  en el “alquimista” de paulo coelho pag33 y que dice así: “Cuándo vemos siempre a las mismas personas terminamos haciendo que pasen a formar parte de nuestras vidas y como ellas forman parte de nuestras vidas pasan también a querer modificar nuestras vidas si no somos como ellas esperan que seamos se molestan porque todas las personas saben exactamente cómo debemos vivir nuestra vida y nunca tiene ideas de cómo vivir su propia vida. Durante nuestra vida las personas nos sentimos vinculadas más o menos a un grupo con el que realizamos una serie de actividades, convivimos y con los que compartimos nuestras vivencias y experiencias”, y es en este caso, como el que me ha ocurrido a mí, cuando uno se percata, que realmente, el lugar que creía ocupar en ese entorno, no es el que pensaba.Los más allegados podíamos decir, desaparece y a veces Obvian las necesidades que uno pueda tener en casos puntuales. Y ahora que lo estoy viviendo, he de decir que está realidad, me entristece, sí bien, también he podido constatar que son muchísimas las personas, de las que he conocido a lo largo de mi vida, compañeros de trabajo, antiguos alumnos, amigos, los que memanifiestan su apoyo continuamente. También por ellos, no decaigo en mi lucha por rehabilitarme totalmente. Ser el que siempre he sido o he querido ser. Hoy el capellán ha venido a verme, he comulgado y agradecido al Altísimo poder estar como estoy, feliz y contento y rodeado, de mis seres queridos.



21OCTUBRE:A media  mañana llegan mis hijos mis nueras y la habitación es como un aposento familiar, donde reina la alegría y armonía. Oigo el bullicio de la calle y eso me hace recordar más a mis nietos. Hoy también, me ha sorprendido gratamente, la visita entre otros, de Manolo, compañero de las salidas en bicicleta. Otros ni se han dignado a preguntar, y es que donde no hay mata no hay patata.
22  OCTUBRE:Parece que ya está próximo el final de  ni estancia en la habitación  405, la habitación de la esquina en donde la convalecencia, las curas, y todo lo que me ha mantenido aquí  internado, parece que está remitiendo. Las constantes vitales y las analíticas no muestran resultados adversos mañana podría ser otro gran día y volver a casa mientras observo por la ventana, como empieza a declinar la tarde otoñal.Un atardecer purpúreo, despide el día,  en la ciudad gaditana, parte de la cual, puedo observar desde esta estancia, donde voy a pasar una noche más.

23 OCTUBRE:      Hoy me han quitado todas las grapas que me han proporcionado el cierre de las heridas, a pesar, de que en la pierna aun precisare de ciertas curas, que me han de hacer, en el centro de salud local. Mientras que me han quitado todas “las costuras” no he sentido nada de dolor, signo de que todo está bien, y de la gran profesionalidad del personal que me ha cuidado, con notoria atención. 
24 OCTUBRE:Son poco más de las 2 de la tarde, y aquí cierro esta etapa de mi estancia en el hospital. Me han dado el alta, a pesar de que el próximo lunes, he de retornar para una visita rutinaria. Salgo contento, muy agradecido, y lleno esperanza. Hoy, todo esto que empezó hace unos meses, 29 días (mal contados) ya es pasado, Ya forma parte de mi existencia,  y es una historia de la que puedo hablar. Todo es pretérito después del 16 de AGOSTO:, día en que tuve el ictus. El día está claro, y la circulación por la calzada hacia Jerez, es muy fluida lo que nos permite llegar pronto a nuestra casa.
.20NOVIEMBRE:    Mi hijo Iván me ha hecho llegar este escrito cuando ya estoy en la semana 6!!! Posoperatorio. “Después de la Operación Es habitual sentirse deprimido o triste luego de una cirugía de corazón, especialmente después de salir del hospital. De una forma u otra, la intervención de corazón causa efectos emocionales en todos. Efectos que pueden presentarse de muchas formas, incluyendo, tristeza, miedo de complicaciones, sentirse cansado, falta energía, incapacidad para dormir, y poco apetito. Estas cosas frecuentemente no son aparentes en un ambiente energético positivo del hospital, en donde tendrá apoyo y lo alentarán más que suficiente. Una vez que esté en un ambiente familiar y más tranquilo en la casa y llevando su vida normal, es común que empiece a pensar y a veces se deprima debido, a lo que le acaba de pasar. Esto corrientemente mejora a medida que usted se sana y de que está volviendo a la normalidad. Si estos sentimientos duran más de un mes o dos, o no están dejando que se recupere, no dude en hablar con su médico de cabecera”. Pues sí, yo he sentido algo de lo que aquí se expone. Me he sentido identificado pues, he tenido mis miedos y dudas, que poco a poco, he ido superando y despacio me voy recuperando mientras hago rehabilitación a diario, y las pastillas son el primer plato de todas las comidas. Tengo claro, que teniendo junto a mí a mí conyugue, todo  lo voy a superar y eso es lo más importante. Muchas gracias esposa querida.Gracias a todos vosotros, mi familia y demás, por ayudarme a constatar que  aún tengo sueños y cada día tengo esperanza, y eso es signo de juventud. Gracias por hacerme sentirme joven. Percibo queme alentáis para estar mejor, No pienso defraudaros. Realmente ellos ven que mis limitaciones cada día son menos y mi recuperación es buena, aunque es el tiempo, lo que me aportará, una mejor salud.