sábado, 27 de julio de 2019

PARA MAMA

Hoy vuelve a mi mente aquel día, que al igual que los otros que viví en el hospital, junto a mi madre, contemplé desde la ventana el mar que se dejaba ver a lo lejano pero que me permitía ver las olas que se iban llevándose una a una la esperanza de ver abrirse aquellos ojos que tanto me habían mirado. Con la esperanza de que aquellos ojos, aquel cuerpo casi inerte, volviera a la vida, tome sus manos en las mías y recordé las muchas veces que aquellas manos me condujeron en mi vida. Manos suaves y arrugadas por el paso del tiempo, el duro trabajo pero fuertes, enérgicas y expresivas: reflejo de su personalidad inquieta. Manos sensibles, cariñosas firmes y sinceras siempre a punto para ayudar a los suyos, sus sobrinos, sus nietos, a los que siempre hizo llegar su cariño. Manos siempre limpias, pulcras e impecables como toda ella. Sus dedos largos y firmes. Aunque ya temblorosos, eran hábiles con la aguja e inseguros con la caligrafía que nunca le quedaba tan perfecta como a ella le hubiera gustado. Aquellas manos, siempre bien cuidadas reflejaban una mujer apasionada y estricta. Aquellas manos me acompañaron durante la vida y me
guiaron para aprender a escribir, a trascribir con aquella perfecta caligrafía de letra grande y segura, que ella tenía. Primero me guio con el pizarrín y una pizarra. Posteriormente con lápiz en los cuadernos de caligrafía y finalmente con tinta en cuadernos rayados. Siempre me fijé en aquellas manos y hoy, Cuánto daría por una nueva caricia de sus manos, cuanto desearía tenerlas entre las mías una vez más.

domingo, 21 de julio de 2019

EL ESFUERZO


Sostengo como máxima, regla o principio: “el esfuerzo siempre tiene su recompensa”. Y así lo he ido obrando a lo largo de mi vida. Esta Máxima la he confirmado y vivido, una vez más,  a partir de advertir las imposibilidades que me produjo el ictus que padecí, apenas hace un año. El verme aquejado de inmovilidad y dependiente de todos para desarrollar las actividades más básicas del ser humano, me propuse esforzarme en conseguir, con la ayuda del Altísimo y de mis seres queridos que siempre he tenido a mi lado, el volver a recuperar mi autonomía para todo, y así empecé a caminar sin ayuda de ningún medio como bastón, muletas ni andador, y, poco a poco, poder valerme por mi mismo en las acciones más primordiales y necesarias. Hoy he vivido una nueva experiencia.
Cuando paseaba junto al mar y el frio del agua ha despertado en mí el deseo de poder nadar y así poder constatar que mi recuperación física es notoria, por no decir total. Poco a poco he ido dejando que  las olas me fueran empapando hasta que por fin me he zambullido en el agua y he dado unas brazadas que me han evidenciado mi recuperación física. El sentimiento y sensación que he sentido al salir por mis propios medios del agua, al igual que había entrado, no sé describirlos con exactitud absoluta, pero sí que deseo dejarlos reflejados en estas premiosas palabras. También creo que es razonable y necesito expresar  mi máximo agradecimiento a todas las personas, no solo familiares y allegado sino también los profesionales sanitarios, en específico fisioterapeutas,   que día  a día han estado a mi lado alentándome para no desfallecer en esta lucha y afán de superación que con la ayuda del Altísimo hoy constato que ha valido la pena y aun estando bien no dejaré de esforzarme para ser el que siempre he sido, un asiduo lidiador. Las palabras que busco no las hayo o no existen, pues mi agradecimiento hacia todos y tantos no tiene comparación, ni palabras que lo expresen.

martes, 9 de julio de 2019

POR FAVOR SILENCIO

Por favor silencio, que nada ni nadie rompa el sueño placido del niño que duerme en la cuna. Silencio para poder percibir la algazara de la caída de una hoja seca agitada por el viento. Por favor, silencio para que puedas oír todo lo que mi mente expresa y mi garganta silencia Silencio que quiero oír el canto de los ángeles querubines y serafines. Silencio que quiero oír como me habla el alma. Silencio que quiero oír el aleteo de las golondrinas que regresan en primavera. Silencio que quiero oír siempre tus quejidos y clamores. Silencio para poder percibir los latidos de tu corazón cuando me abrazas. Silencio para oír como se deslizan tus lágrimas de pesar, angustia o abatimiento por tus rosada mejillas. Silencio que quiero poder oír los mensajes que en sigilo me pronuncias. Por favor, silencio que quiero oír que aun estoy permaneciendo. Por favor silencio para poder percibir el crecimiento de las flores en los campos cuando se visten de primavera. Por favor silencio para poder seguir oyendo la cálida voz de aquellos que la parca llegó a buscarlos. Silencio porque tus silencios han llenado de calma mi añoranza.