domingo, 27 de julio de 2014

HOY SIGO AQUÍ, RECORDANDO



Veintisiete de julio, verano, y el calor, como siempre en estas fechas estivales domina en el ambiente y en mi mente confluyen los recuerdos de aquel día que amaneció un tanto incierto y al final vivimos el desenlace que me dejo huérfano.
Hoy me he puesto a recordar y me invade la nostalgia, la melancolía, el recuerdo de tantas y tantas cosas tuyas y no es que otros días no me acurde de ti, es que hoy es un día un tanto especial, un día en que quiero traer a mi memoria cosas de ti, esas que no me dicen las fotos y que prevalecen en mi memoria. Imposible olvidar tus ojos grandes y oscuros, tú andar airoso, tus manos suaves, tus besos tiernos, cálidos, afectivos y de los que tú por cada uno que yo te daba me correspondías con mil. Está presente en mi memoria tu ternura, tu bondad, tu belleza, tus consejos, tus palabras, tu sacrificio, tu atención, tu desvelo, tu vida, tu esperanza, tu conformismo y principalmente tu cariño infinito.
Te vivo en cada recuerdo de mi infancia, de mi adolescencia, de mi edad madura. Te evoco y renacen tus abrazos, tus consejos y reprimendas, tus palabras de aliento, tus instrucciones para la vida. En infinidad de días siento que ahora si, ahora si que tengo cosas para contarte y sé que disculpas mis silencios. Hoy sigo aquí, recordando tu cariño, amando tus recuerdos y constatando que nunca vuelve aquello que se pierde pero que vive en mi porque el cariño, el recuerdo a ti, querida mama, siempre perdura.

lunes, 21 de julio de 2014

¿HACIA DONDE MIRAMOS?



Un día pensé que la ética está en decadencia, tan en decadencia que se puede llegar a justificar o hacer caso omiso por  la muerte de un ser humano dependiendo de su raza, color o religión y de quien sea el ejecutor. Algunos a esto le llaman misantropía, racismo, xenofobia o lo que puede parecer igual, mirar hacia otro lado, aunque si se pregunta a alguien por lo general negará que él sea o tenga miedo, hostilidad, rechazo o animadversión hacia determinadas personas. Si, por supuesto, que las palabras misantropía, racismo, xenofobia, no son sinónimas, pero tienen algo en comun, el rechazo o indiferencia hacia determinados seres humanos.
Este rechazo, esta indiferencia, este mirar para otro lado, es lo que me parece percibir en el incansable conflicto entre Palestina e Israel que conlleva el asedio de Gaza que ha sido declarado como inhumano, ilegal e insensato. Es un asedio medieval en pleno siglo XXI pero que, al parecer, no preocupa a muchos aunque está en juego la vida de miles de personas empobrecidas, aisladas, ignoradas y despojadas de sus más elementales derechos, que solo parecen existir cuando a esa miserable forma de vida se añade el bombardeo del ejército de Israel.
La situación que existe en Gaza es inhumana porque el ataque israelí ha causado, en los últimos días, más de trescientos muertos entre los que se pueden contabilizar más de medio centenar de niños. Esas víctimas que a veces, y dependiendo de quién las aniquile, no aparecen en las listas de una masacre como la que vive el pueblo palestino porque se nos hace mirar para otro lado.
La situación de Gaza es ilegal porque el Derecho Internacional prohíbe que se tome a la población civil como rehén, se exija que abandonen sus hogares, se exige que huyan abandonando lo poco que poseen. En ese huir no solo pierden sus paupérrimos bienes sino que incluso pierden la vida.
La realidad en Gaza es insensata, contraria a la más elemental de las razones, creer que “el ojo por ojo y el diente por diente” con una respuesta a los ataques de los llamados “terrorista” pondrá fin al conflicto. Ataque que son mucho menos cruentos que los que prodigan los israelíes, a quien no se les llama terroristas, aunque siembran el terror y el pánico entre la población civil asediada haciendo aumentar el odio, el rencor, la venganza entre una población donde unos niños enfrascados en la playa, en sus juegos callejeros,  cuando celebraban un gol, unas bombas suspendían el partido, sus ilusiones y sus vidas mientras nos preguntamos, ¿hacia donde miramos?, ¿hasta cuándo?