lunes, 27 de julio de 2015

UN LUSTRO CONTIGO Y SIN TI



¡Madre mía, madre mía!, ¡cómo alivia el suspirar!, como después de cinco años sin tu presencia aun sigues estando en mi mente y a pesar de que se desvanecen los pequeños detalles, persisten vivos los recuerdos, aquellos que a lo largo de una vida me fuiste dejando y siempre me acompañan. Lecciones de amor, de cariño, de gratitud que nunca se olvidan.
En aquella mañana estival tus ojos se abrieron mirando hacia la otra parte del camino, a la vez que los cerrabas para mirarme, para no ver nunca más a quienes en ese momento estábamos acompañándote. Un cúmulo de cosas se fue contigo al exhalar el último suspiro, al dejar tus manos inertes sobre la blanca sabana que cubría tu vida, que tapaba tus recuerdos, que ocultaban tus sentimientos, que arropaba todo el cariño que esparciste sobre nosotros con el deseo de que fructificara y nos hiciera sentirnos ligados para siempre a pesar de que tú no nos llevases de tu mano, no nos recitases los valores que durante toda tu vida nos transmitiste.
En aquella eterna mañana de verano me convertí en un huérfano más del mundo añorando no haberte podido retener un rato más, no haber seguido oyendo tu voz un rato más, no haber estado en silencio junto a ti un rato más, no haber paseado contigo un rato más, no haberte llamado por teléfono un rato más, no haberte hecho compañía un rato más, no haber menguado tu soledad un rato más y aún hoy añoro el no escribir de ti, todo y tanto como mi mente te recuerda.
Cómo entiendo y comprendo, con el paso de los días, como se espera una llamada de teléfono, como se añora oír la voz de quienes distantes siempre tienes en mente, como se desea compartir la compañía de quienes ni un instante se disipan de mi pensamiento. Pero a pesar de las carencias y sentir las ausencias, de ti aprendí a ser feliz como soy hoy, a saber dar alegría, tener para todos una sonrisa, una palabra, un guiño, una mirada, una mano tendida, una caricia, un beso y a pesar de que no sé o supe agradecerte tanto como me distes, si deseo que sepas, que sepan, que en mi mente perdura la voz que silenció la tumba, la voz que me corrigió, que me alentó, que me censuró, que me orientó, que me instruyó, que me ayudo a ser feliz llorando tu ausencia y sintiéndote, sintiendo cerca a quienes tanto quiero y amo y es por ellos por los que hoy quiero decir, puedo decir gracias MAMA porque llevo un lustro contigo y sin ti.