lunes, 24 de agosto de 2009

A JUAN PRIETO RUIZ

Hoy quisiera hacer mías las palabras de Miguel Hernández “siento más tu muerte que mi vida” pero hoy quiero dejar escrita la carta a mi primo Juan.
Encinas Reales 20-agosto-2009
Querido primo Juan:
Hoy, en este mundo invadido por las nuevas tecnologías de la comunicación, que pocas cartas escribimos, pero yo, hoy, quiero mandarte esta a ese lugar de silencio de donde no se tiene respuesta.
Quiero lanzar mis palabras al viento, al aire de Encinas Reales, al pueblo, tu pueblo que tan arraigado has llevado en tu corazón y en tu mente, a ese pueblo que te vio nacer, por cuyas calles polvorientas correteaste y donde tantos momentos de tu vida has vivido y compartido con sus gentes.
Juan, nos invade el dolor de tu perdida que se mezcla con los recuerdos de todo cuanto en vida nos has dado, tu sonrisa, tu generosidad, tu disponibilidad, tu amabilidad y todas esas virtudes y cualidades que has ido esparciendo como el surtidor esparce el agua y que a muchos nos ha refrescado y saciado la sed del camino de la vida y has hecho que a tu lado siempre nos sintamos acompañados.
Juan, todos estamos aquí, tu mujer con sus hijas y tus hijos, los hermanos, los sobrinos, tus primos, los amigos y tantos y tantos como te queremos y hemos sido en uno u otro momento compañeros en el viaje por el camino de la vida. Puedo asegurarte que tu partida, tu ausencia física nos deja un gran vacío pero nos llena el corazón todo cuanto en vida nos has dado.
Hoy vencida la curva del camino, has encontrado la vida. Hoy estas en el lugar donde ya han llegado muchos de nuestros seres queridos, siéntate a su vera y allí, un día, cuando Dios Padre nos llame, nos encontraremos.
Juan, todos te hemos querido y te seguimos queriendo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

A FEDERICO GARCÍA LORCA

Que poco puedo yo decir de Lorca, solo me atrevo a recordar aquellos primeros versos que en mis años de internado aprendí y que tantas veces en silencio he repetido encontrando en cada verso, en cada palabra ese buen hacer del gran poeta del que el 19 de agosto de 1936, hoy se cumplen 73 años, fue fusilado y este recuerdo “mientras el cielo reluce como la grupa de un potro”, me lleva a pensar en estos versos de Machado:
EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA
1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Gracias García Lorca, gracias Machado, gracias a los profesores que me ayudaron a conocerte.

FIN DE CURSO

En estas fechas apenas si se recuerda que se ha concluido un nuevo curso escolar y en que las escuelas, se suele celebrar un acto académico en honor a los que terminan una etapa de sus estudios. Para mi ese decir adiós siempre me resulta emotivo, pensar en el día que empezaron y verlos ahora como han crecido, como se han superado, como me han permitido contemplar y compartir todo lo bello y hermoso que hay en ellos, me conmueve a pesar de los años.
Los discursos, las palabras, las alocuciones en estos actos se suceden y hasta aquí traigo las que en nombre de los profesores de la escuela donde trabajo, se pronunciaron en tan emotivo acto.
Do, re, mi, fa, sol, la, si…son las siete notas de la escala musical. Añadiéndole las cinco notas alteradas restantes, agregándole el silencio… estos pocos elementos son la materia prima de toda obra musical. Realmente, parecen bien pocas cosas, al igual que la combinación de los colores, las líneas, el juego de luz y de sombras son las materias con las que se elabora una creación pictórica. Que fácil ¿verdad?, que fácil parece todo. ¿Cómo es posible que con tan pocos elementos pueda surgir una sinfonía, una canción, una pintura, un retrato?. En realidad de los elementos en si no nace nada, la materia no es nada sin el alma del creador, no es nada sin la mente humana que le da sentido, que la organiza, la trabaja, la adapta según su particular visión. Aquí radica lo que parece un milagro de la obra musical, de la obra artística.
También es un milagro y aun mayor la existencia de todos nosotros, todos compartimos una tipología que nos hace podernos distinguir como seres humanos dentro del universo de la creación. Podríamos decir que somos la obra o el ser más perfecto de la creación y curiosamente de los millones de humanos que poblamos la Tierra no hay ninguno igual a otro, ni los mellizos o gemelos son iguales. Todos compartimos el mismo material físico o químico, si se puede llamar así, pero todos somos una única y excelsa melodía, todos somos una obra única, una irrepetible creación.
El ajetreo cotidiano, el ir y venir precipitadamente, la abstracción, la burocracia, no nos permiten contemplar la obra, oír la melodía propia o ajena, disfrutar de la persona que nos acompaña o esta próxima o distante de nosotros.
Es obligatorio que hagamos el silencio que nos permita sentirnos mutuamente, es necesario que nos sepamos parar a mirar, a contemplar la obra que somos cada uno de nosotros, cada uno de cuantos se cruzan en nuestro camino o con quienes convivimos a diario.
Cada uno de nosotros es único, irrepetible y sobretodo y a pesar de lo que popularmente se dice y quieren hacernos creer, cada uno de nosotros es insustituible e imprescindible.