viernes, 31 de diciembre de 2010

UNA LLAMADA, UNA SONRISA…

Hace días que vengo pensando que he de escribir algo para cerrar este año que tiene la particularidad, entre otras, de ser el último de la primera década de este milenio. Diez años que han transcurrido con esa velocidad que el paso del tiempo nos marca haciendo que recordemos los eventos más recientes y fácilmente olvidemos otros.

Una reflexión personal de esta década nos llevara a pensar a cada uno sobre cosas muy diversas e importantes de las que hemos vivido. A veces nuestro pensamiento será coincidente con el de otros, pero seguro que dispar con el de muchos.

A mí, me es difícil hacer un balance globalizador, e influenciado por lo vivido en los últimos meses, me detengo en la comunicación que a través del teléfono, que tanto ha evolucionado en la década, he mantenido con los seres queridos y a los que de una forma especial en estas fechas he sentido su ausencia. Mi mente ha retenido la mano que se disponía a marcar el número tan notable e imborrable para mi 93 454… la inmediatez de la reacción me ha hecho pensar que al otro lado nadie responde, nadie espera, nadie aguarda y ese gesto instintivo me evoca tantas y tantas palabras que se suceden en mi memoria como imágenes vivas, duraderas, perennes, perpetuas de esta década y de décadas y años pasados.

Por fortuna, sigo pudiéndome comunicar con mis seres más queridos muy cercanos que me arropan, me acompañan, me envuelven, me abrigan, me arrebujan intentando suplir ausencias, respondiendo a mí llamada o haciéndome esperar paciente la suya.

Sed felices, una llamada, una sonrisa ayudan a vivir.







jueves, 23 de diciembre de 2010

NUEVA NAVIDAD Y AÑO 2011


Las tarjetas de cartulina "christmas", icono transmisor de buenos deseos tan usadas por estas fechas se ven sustituidas por estos e-meils, propios de los tiempos actuales que una vez leídos suelen terminar en la carpeta de eliminados pero no por ello dejan de transmitir el recuerdo, la fuerza de la amistad y todo el simbolismo y buenos deseos que en estos días se transmiten.
Mi mensaje, mi correo, mis palabras, para todos quienes visitan ente lugar, quiero que sean, una vez más, un mensaje de amistad con todos los buenos deseos que mereces.
Un sincero y cordial abrazo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA SILLA VACÍA

El día diez de diciembre del año en curso, fecha en que se cumplía el Sexagésimo Segundo Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y día muy significativo en mi vida,  en el Auditorio de la Ciudad de Oslo, el Comité Noruego del Nobel, un año más, se ha entregado el Premio Nobel de la Paz. El galardonado de la Paz 2010, Liu Xiaobo, ni ninguno de sus familiares han podido acudir a recibirlo. El régimen dictador de la olímpica China donde permanece entre rejas, se lo ha impedido. ¡Que vergüenza!
Sobre una silla vacía se mostraba  una foto de Liu sonriente y en la silla vacía, se deposito el diploma;  un gesto inusual, convertido en potente símbolo.
Para mi esa silla vacía  me hizo pensar en todas esas sillas que se quedan vacías a lo largo de nuestra vida y que han estado ocupadas en su día por personas, queridas, adoradas, veneradas, próximas y que sin ser galardonadas con el Nobel de la Paz, has sido portadoras de paz, de amor, de sabiduría, de bondad, de ternura y han dejado profunda huella en nuestra vida. Personas que han infundido esperanza, transmitido sabiduría y permanecen en nuestra mente y en un rincón de nuestro corazón, en ese rincón que no se queda vacío con la ausencia.
Es la silla vacía del invitado que esperas, del padre, de la madre, del hermano, del hijo, del amigo que se ha ido. Es la silla vacía del aula al final o a principios de curso y testigo mudo de cientos, de miles de historias, anécdotas, frases, palabra y silencios.
La silla vacía es la que muchos desean ocupar y que una vez sentados en ella, se aposentan, se apoltronan, se instalan como si de una mutación o simbiosis se tratara y desde la cual cotejan solo al frente y no mucho más allá de lo que le alcanza el sustentáculo de sus antiparras.  
Si la “Silla rota”, diseñada por el artista suizo Daniel Berset y realizada por el carpintero Louis Genéve es el monumento a la paz mundial de Ginebra, bueno seria tener una Silla vacía como monumento al recuerdo de todos los que se han sentado al lado o frente a nosotros. Este es mi sencillo homenaje y recuerdo a ellos.