miércoles, 17 de agosto de 2011

¡CAMARERO, POR FAVOR!

Hace años que se puso de “moda” o se nos impuso el "sírvase o hágalo usted mismo". Recuerdo que todos nos familiarizamos con ello en las gasolineras, el echarle gasolina al coche o a la moto casi nos parecía una ventaja por no tener que perder tiempo esperando que el empleado de turno terminara de servir a quienes nos habían tomado la vez. ¿Una ventaja o una desventaja? Que cada cual juzgue por sí mismo, lo cierto es que de ese “sírvase usted mismo” en las gasolineras no hemos obtenido ningún beneficio económico y si, bajarte del coche, ir a la cabina, pagarle al empleado, volver al coche, coger la manguera, echar gasolina y volver a montarte después de escuchar el robotizado: "Ha elegido usted gasolina súper'”
No suelo ir a los establecimientos de comida rápida de los que omito sus nombres por mi total desacuerdo con ellos, aunque sean refugio de familias con niños, de adolescentes o de jóvenes. Familias que se empeñan en educar a sus hijos a vaciar en la papelera la bandeja con los restos del ágape consumido mientras un trabajador mal asalariado y sudoroso se afana por pasar una bayeta mugrienta sobre las mesas para dejarlas “limpias” y dispuestas para el próximo parroquiano.
¡Qué curioso!, los adolescente, los jóvenes, también lo hacen, y se sirven ellos mismos. Me resulta curioso porque tantos unos como otros en su casa no suelen distinguirse por colaborar en las labores domésticas, en el hogar suelen ser los servidos.
Hace tiempo, quizás años, constate en Sevilla, en determinados establecimientos (bares, tabernas, bodegas, etc.) que apareció el cartel “No se sirve en las mesas” lo que da lugar a la disyuntiva de marcharse o acatar el servirse uno mismo incluso sin tener el certificado de manipulador de alimentos, y sobre todo de carecer de esa destreza, habilidad, pericia, arte, maestría de un profesional que tras recitar lo típico o propio del lugar, toma nota de la comanda, y te sirve sin tener que necesidad de hacer colas o mil viajes del mostrador a la mesa.
Ya pago mi consumición para que encima tenga que hacer las veces de empleado de gasolinera, del servicio de limpieza o de camarero. Lo ideal sería que estos establecimientos tuvieran un empleado encargado de esos menesteres, porque con tanto paro como hay no creo que faltaran candidatos para solicitar el puesto.
Todo esto por no hablar de consultas telefónicas atendidas por un contestador de tal suerte, en suma, que donde debía haber una persona trabajando (y cobrando un sueldo, aunque fuera mísero), hay una maquinita o un consumidor que hace el trabajito del currante para solaz y beneficio millonario de los empresarios aprovechados, oportunistas, especuladores y caraduras.

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