¡Papá!

Como me gustaría seguir diciendo esta expresión “Papá” y que tú me pudieses oír. Pero hoy hace 62 años que dejaste de escucharme, no de oírme. Porque siempre he pensado que siempre me has oído allí donde estas morando. A veces quisiera no tener tanta memoria pero eso es imposible y gracias a eso puedo aun recordar aquel adverso día de enero, en concreto, lluvioso y un miércoles en que al salir de la escuela las campanas estaban anunciando tu fallecimiento. Yo las oí, pero, como niño, me fui a jugar a casa de un amigo y al llegar a casa me encontré con la desdichada realidad. Tuve que ir a casa de la Sra. Alba  a decírselo, y de paso, a comprar el pan con las cinco pesetas que mama me había dado. Antes, me pare, en casa del “bote” ,me gustaba ver como hacia las botas. Creo que mi curiosidad infantil no tenía limites. Ya encasa, viví los amargos y dolorosos momentos posteriores a lo acontecido, .hoy creo que He superado tu ausencia pero no te olvido y he escrito un texto un tanto minimalista dedicado al padre, mejor dicho dedicado a ti. He leído frases como: Economizad las lágrimas de vuestros hijos a fin de que puedan regar con ellas vuestra tumba. frase del pensador y matemático Pitágoras. Según esto, tú las economizaste mucho porque yo he regado también mucho tu tumba con las mías.

Papá te doy las gracias, una vez más por todo cuanto me distes. Creo que de ti he heredado, entre otras cosas,  esa fuerza que me ha hecho superar el ictus y la intervención de baipás.

También creo que me diste., tu capacidad intelectual, tu creatividad, el valor de la amistad, la austeridad, tu bondad y lo que  echo en falta es tu elegancia. Siempre te recuerdo, impecable con tu guerrera de botones dorados y con un gran porte despidiendo o recibiendo al tren y en tu trato diario, con todas las personas, allí en la estación.

Papá, gracias por la vida, gracias por todo. No me distes mucho tiempo a decirte lo mucho que te quiero, pero hoy te lo repito, Papá,  te quiero mucho.