miércoles, 6 de diciembre de 2023

NAVIDAD Y AÑO NUEVO

de nuevo llega la Navidad, retornan hasta mí los ecos de las Navidades de mi niñez en la que como muchos niños eran fiestas en las que me sentía muy feliz. Por lo habitual Toda la familia se agrupaba en aquella mesa que curiosamente parecía que se hacía cada año más pequeña o tal vez es que cada año erramos más los que nos adecuábamos en torno a ella. Y allí estábamos aquellas personas que generalmente no nos veíamos durante el año y aquel día sí que nos congregábamos y cada uno tenía ganas de hablar de sus pormenores de la vida y junto al belén cantábamos villancicos Entonces en mi casa no se ponía árbol de los llamados de NAVIDAD, el belén lo copaba todo y ya era bastante, como mucho sobre él se colocaban los crismas que habían ido llegando a casa por aquellas fechas y que procedían de la familia que no estaba en la ciudad. Hoy ya no se mandan crismas ni tarjetas felicitando estas fiestas, nos hemos acostumbrado a los nuevos medios de comunicación. Prescindimos de lo que en su tiempo era usual. A Los mayores, siempre los recuerdo verlos atareados con los preparativos de la cocina o inmersos en interminables conversaciones, nos relegaban dejándonos alborotar con juegos imposibles o simplemente prohibidos el resto del año. Los niños irradiábamos alegría por todos nuestros poros. Ilusión por lo significado de la fecha e ilusión por todo lo con ella relacionado, el belén, los villancicos, las reuniones familiares, y por supuesto, los Reyes. Nada que ver nuestros modestos juguetes de entonces con el derroche y la ostentación de los actuales. Pero nosotros éramos felices y creíamos que los mayores también lo eran, y eso acrecentaba si cabe nuestra satisfacción.
Pero todos hemos ido creciendo y llegaron los años de la adolescencia y primera juventud. La fiesta que antaño me había parecido tan maravillosa, de pronto se desvaneció. Comencé a ver su trastienda y no me gustó. Ni todos éramos tan felices, ni todos nos amábamos tanto, ni era real tanta paz y armonía. Me sentí desilusionado poco a poco me fui convirtiendo en una de esas personas a las que la Navidad incluso le entristece. En ese descreimiento siguieron pasando los años, y yo también cabeza de familia. E ansíe ver en mis hijos, el reflejo de aquellos gozosos años de mi infancia en los que yo amaba la Navidad por encima de todo, les montaba en casa el belén y volvía a repetir los villancicos de antaño y, por cariño a mis hijos, me reconcilié con ella. Me di cuenta de que aunque todas las relaciones, incluidas las familiares, pueden pasar por momentos difíciles, la Navidad, más allá de manipulaciones sociológicas o comerciales son un momento excelente para compartirlo con aquellos a quienes amamos. Aunque de una forma mucho más crítica en la que ya no cabe la entrega total, hace ya algunos años que ha vuelto a mí el espíritu navideño y cada año procuro en mi blog dejar un post que hga referencia a ello y mi deseo de trasferir a todos los que lo lean mis mejores deseos de paz y amistad, que todos cuantos accedan a esta página sepan que les deseo de corazón todo lo mejor y no solo para estas fechas y también para toda su vida Pero es ahora, ya en la madurez, cuando en nuestra mesa familiar comienza a haber más espacio, cuando le encuentro a la Navidad un sentido nuevo y absolutamente insospechado hasta este momento. El homenaje, la evocación amable, fuera de todo dramatismo de los ausentes. Resulta cordial, cuando sabes que ya no volverás a estar con él, recordar de forma entrañable y entre bromas lo mucho que a mama le gustaba tal cosa o lo mucho que le entorpecía tal otra. Lejos ya del lacerante dolor por la pérdida, el recuerdo perdurará año tras año, en parte gracias a la Navidad. Esa Navidad que este año nuevamente ha parecido constatar que solo se basaba en la iluminación de la ciudad y la invitación a comprar incluso todo aquello que no hiciera falta, es el comprar por comprar y el verdadero sentido de la Navidad no constato que nadie lo irradie. Quizás es una simple y vulgar visión mía que aun añoro aquellos crismas que nos mandábamos deseándonos paz, amor y justicia para estas fechas y un prospero año nuevo. FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO a todos vosotros con una amplia sonrisa porque una sonrisa ayuda a vivir. Y no dejéis de iluminar ese lugar donde morais. y asi iluminar a los más desposeidos

2 comentarios:

  1. Gracias amigo Emilio, por tenernos tanto aprecio, que nos has llevado hasta nuestra niñez. Y poquito a poco, como un vasito de agua, ibas penetrando en mi pasado lejano, pues sabes que el 1 de abril cumplí los 78 añitos. GRACIAS Y FELIZ NAVIDAD

    ResponderEliminar
  2. Bonic escrit, ple de records de la nostra infantesa, veritats i bones reflexions. Bones festes de Nadal!

    ResponderEliminar