Con este recuerdo sólo quiero mantener humildemente viva la llama de tu presencia entre nosotros. Simplemente, con todo el dolor del alma que uno puede sentir ante la ausencia de ese ser tan querido. No puedo olvidar tu instigación vital que me estimula a seguir adelante a superar el día a día a pesar del dolor que ha comportado y comporta tu ausencia.
No voy a caer a estas alturas en el tópico de describir lo maravillosa que eras, pues eso ya lo sabemos todos, pero no puedo ni quiero evitar seguir recordándote, no he envuelto en el papel del olvido tus recuerdos y sigo percibiendo tu presencia y tu ausencia a la vez.
Sin resignación, pero con la fuerte convicción que has dejado lecciones de vida para todos nosotros, hoy, mama, he vuelto a pensar en ti…
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