viernes, 16 de diciembre de 2011

NO HA SIDO UN DÍA MÁS EN MI VIDA

Con un cierto retraso quiero dejar constancia de lo que he vivido en el día de mi cumpleaños. Puedo asegurar que no he necesitado recordar los versos de Pablo Neruda:
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
Lo he vivido, lo he disfrutado, no me he dejado morir, ni me he impedido ser feliz. He vivido ese día profundamente, sin necesidad de realizar grandes aventuras, sin necesidad de grandes regalos, sin necesidad de tener multitud de felicitaciones. Me he sentido muy querido, muy amado, muy acompañado, muy… Incluso la falta de seres muy allegados y queridos ha sido suplida por la compañía de quienes he tenido, tan cerca, muy cerca. Mi querida y pequeña nieta, por su corta edad, ha sido ajena a todo, pero su presencia, su proximidad, me ha ayudado a compensar las ausencias. Sus grandes ojos me han hecho sentir la mirada de todos los lejanos, personas muy queridas e inolvidables
Poco a poco, con el transcurso de los años, he aprendido que detrás de mi “colección de contactos”, de esas personas que un buen día se agregan a la vida y aceptas, hay mucho afecto y un sano deseo de amistad, de cariño y concordancia. Conclusión a la que llego a raíz de los muchos mensajes recibidos y del sentimiento que subyace detrás de esas palabras escritas en la diminuta pantalla del teléfono móvil, en las redes sociales o en la voz que está al otro lado del teléfono. A todos quiero dar las gracias, decirles que el sentimiento de cariño es recíproco y hago extensible mi gratitud a todos aquellos que por una razón u otra no me hicieron llegar ningún mensaje, pero sé positivamente, que me tienen presente, me recuerdan, me aprecian, me quiere, son mis amigos, mis compañeros del alma.
Me resulta difícil narrar con palabras todo cuanto quiero manifestaros, transmitiros, demostraros, deciros y haceros llegar sobre lo vivido en esta vieja fecha que marca el inicio del final de mi carrera profesional.
Hoy cuando ha caído la noche sobre la ciudad y apenas se aprecian luces por las ventanas, constato, que me he detenido por unos instantes en el tiempo, para prestarle atención a todos los detalles que viví, una vez más, en mi día especial, en un día que no ha sido simplemente, uno más de mi vida.

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