sábado, 4 de febrero de 2017

LOS QUE NOS REPRESENTAN

Cada día más me sorprenden estos “personajes” que nos representan. Estos personajes que, amparados en los votos que han conseguido, se erigen en nuestros representantes y, una vez obtenidas sus actas de diputados y senadores,  actúan a “espaldas” de quienes les han votado y dicen ser los transmisores del pueblo en las Cámaras Legislativas.
A mediados de los setenta vivimos la invención ilusionada de la transición. En aquella época tuvimos sueños, sueños que en algunos casos cuajaron, en otros se frustraron y en otros se traicionaron pero que, en su momento nos impulsaron con gran fuerza aunque hoy, aquellos sueños en su mayoría, son ridiculizados porque los sueños ya no se llevan, a alguien le interesa que vivamos de realismos y así, el realismo del dinero nos devolvió la cordura y nos hemos vuelto muy juiciosos y se nos induce a pensar, a actuar, a hacer lo que han de hacer las “personas” sensatas, las intelectuales, las de bien, vivir con miedo y excluir las ilusiones de la mente.
A raíz de la manifestación del 15 de mayo de 2011 en que aflora el Movimiento de los Indignados surgen nuevos partidos políticos, nuevas ilusiones, nuevas esperanzas, hay como una rebelión de las masas. De esas masas que llevan mucho tiempo mostrando su rechazo a unas elites políticas y sociales que distan mucho de la realidad social en que se vive. Masas que has seguido la música de no sé que “flautista de Hamelín”  descamisado,  sórdido, demagogo…,  que parece autoproclamarse “descubridor” de la democracia, estar por encima del bien y del mal, llamando “casta” a quienes están en desacuerdo con su pensamiento y que se siente orgulloso de haber sido en el pasado "un joven comunista", pero ha defendido que ahora, tras "hacerse mayor" y haber asumido la responsabilidad de "aspirar a ser presidente del Gobierno", defiende la necesidad de aplicar un programa "socialdemócrata" y prefiere definirse "socialista" como el que fuera presidente de Chile, Salvador Allende. Quizás por eso se enfrenta con “cordura”  a los que le han ayudado a catapultarse al “liderazgo” y los destituyen y los aparta del camino que le entorpece alcanzar su hegemonía.
Otros arrogantes, engreídos, soberbios déspotas, altivos…se desentienden de quienes afines a ellos, han sacado provecho económico de su situación. De aquellos que han defraudado, robado, apoderado del dinero de todos y que, parece, que nadie les obliga a devolver lo sustraído y viven con la más absoluta impunidad. Otros que, sin entenderlo, tienen los votos necesarios para seguir en el poder y rescatar a la macroeconomía y no a las personas que se ven cada día más avocadas a la marginación, a la indignidad, a la pobreza extrema, a vivir de la solidaridad del pueblo, que cada vez es más pobre y menos considerado, excepto cuando se trata de arengarlos para obtener su voto con falsas promesas.
Mientras esto acontece, hay otras elites políticas que se rebelan contra sus propios líderes y se alzan en “salvadores” del partido aunque para ello, y a ojos de la militancia, sean traidores oportunistas que pugnan por ese “sillón” que en su día no lograron y  se hacen  “auto propaganda” rodeados de sus más afines lacayos a quienes nadie sabe que le prometen a cambio y que en sus feudos hostigan a sus afines (compañeros) para conseguir sus propósitos.
Quienes nos representan, también hablan de pobreza energética, cuando en la realidad la pobreza energética es la consecuencia de una pobreza en general. Me es difícil de entender que los productos como electricidad, agua,  gas, que son servicios básicos, no tengan un  IVA  más reducido. Quizás si fuera así, los que nos representan, sean de uno u otro color político, no se garantizarían sillones en los Consejos de Administración  en donde pasar sus días “pos políticos”.  Los que nos representan critican “las puertas giratorias” pero parece que no tienen interés por regular tanto el tiempo que ha de transcurrir entre el cese en el cargo público y la asunción de otras actividades.
Los que nos representan los veo reflejados en la canción “Algo personal (1983)“ de J.M. Serrat, una de cuyas estrofas dice:
“Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.”.

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