jueves, 16 de diciembre de 2021

RELATO NAVIDEÑO


Ahora que nuevamente llega la Navidad, vuelven hasta mí los ecos de aquellas Navidades  de mi infancia en la que como muchos niños eran fiestas en las que me sentía muy feliz. Por lo general Toda la familia se congregaba en aquella mesa que curiosamente parecía que se hacía cada año más pequeña o tal vez es que cada año erramos más los que nos sentábamos en torno a ella. Y allí estábamos aquellas personas que generalmente no nos veíamos durante el año y aquel día sí que nos reuníamos y cada uno tenía ganas de hablar de sus pormenores de la vida y junto al belén cantábamos villancicos

Entonces en mi casa no se ponía ningún árbol de los llamados de NAVIDAD, el belén lo copaba todo y ya era suficiente, como mucho sobre él se colocaban los crismas que habían ido llegando a casa por aquellas fechas y que procedían de la familia que no estaba en la ciudad.

A Los mayores, siempre los recuerdo verlos atareados con los preparativos de la cocina o inmersos en interminables conversaciones, nos olvidaban dejándonos alborotar con juegos imposibles o simplemente prohibidos el resto del año. Los niños irradiábamos ilusión por todos nuestros poros. Ilusión por lo significado de la fecha e ilusión por todo lo con ella relacionado, el belén, los villancicos, las reuniones familiares, y por supuesto, los Reyes. Nada que ver nuestros modestos juguetes de entonces con el derroche y la ostentación de los actuales. Pero nosotros éramos felices y creíamos que los mayores también lo eran, y eso acrecentaba si cabe nuestra satisfacción.

Pero todos hemos ido creciendo y llegaron los años de la adolescencia y primera juventud. La fiesta que antaño me había parecido tan maravillosa, de pronto se desvaneció. Comencé a ver su trastienda y no me gustó. Ni todos éramos tan felices, ni todos nos amábamos tanto, ni era real tanta paz y armonía. Me sentí desilusionado poco a poco me fui convirtiendo en una de esas personas a las que la Navidad incluso le entristece. En ese descreimiento siguieron pasando los años, y yo también cabeza de familia. E intente ver en mis hijos, el reflejo de aquellos gozosos años de mi infancia en los que yo amaba la Navidad por encima de todo, les montaba en casa el belén y volvia repetir los villancicos de antaño y, por cariño a mis hijos, me reconcilié con ella. Me di cuenta de que aunque todas las relaciones, incluidas las familiares, pueden pasar por momentos difíciles, la Navidad, más allá de manipulaciones sociológicas o comerciales son un momento excelente para compartirlo con aquellos a quienes amamos. Aunque de una forma mucho más crítica en la que ya no cabe la entrega total, hace ya algunos años que ha vuelto a mí el espíritu navideño y cada año procuro en mi blog dejar un post que hga referencia a ello y mi deseo de transmitis aa todos loa que lo lean mis mejores deseos de paz y amistad, que todos cuantos accedan a esta pagina sepan que les deseo de corazón todo lo mejor y no solo para estas fechas ino también para toda su vida

Pero es ahora, ya en la madurez, cuando en nuestra mesa familiar comienza a haber más espacio, cuando le encuentro a la Navidad un sentido nuevo y absolutamente insospechado hasta este momento. El homenaje, la evocación amable, fuera de todo dramatismo de los ausentes. Resulta reconfortante, cuando sabes que ya no volverás a estar con él, recordar de forma entrañable y entre bromas lo mucho que a mama le gustaba tal cosa o lo mucho que le contrariaba tal otra. Lejos ya del lacerante dolor por la pérdida, el recuerdo perdurará año tras año, en parte gracias a la Navidad.

Esa Navidad que este año me ha parecido constatar que solo se basaba en la iluminación de la ciudad y la invitación a comprar incluso todo aquello que no hiciera falta, es el comprar por comprar y el verdadero sentido de la Navidad no constato que nadie lo irradie. Quizás es una simple y vulgar visión mia que aub añoro aquellos crismas que nos mandábamos deseándonos paz, amor y justicia para estas fechas y un prospero año nuevo.

FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO a todos vosotros con una amplia sonrisa porque una sonrisa ayuda a vivir.

 

 

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