viernes, 9 de enero de 2009

DESPUÉS DE…

Hoy, 8 de enero de 2009, me atrevo a afirmar que nuestro país ha recuperado, a pesar de las adversas condiciones climatologiítas, su ritmo normal después de las renombradas fiestas de Navidad y Año Nuevo. Hoy las escuelas han vuelto a abrir sus puertas, a iniciar un nuevo periodo del curso, a acoger nuevamente a los estudiantes que llegan llenos de historias vividas en estos días de descanso y de nuevas buenas intenciones.
Esos niños han dejado de ser los protagonistas de la mágica Noche de Reyes, el resto de los mortales también incorporados a nuestra labor cotidiana recordamos al igual que los niños los momentos vividos e intentando despojarnos de todo lo viejo de estos pasados días de abusos en todo: comida excesiva, nerviosismo excesivo, ajetreo excesivo, gastos excesivos, expectación excesiva de sus majestades los Reyes Magos que vinieron, un año más, con una excesiva carga de nuevos regalos de los que desgarramos con impaciencia, anhelo, nerviosismo e intranquilidad el delicado papel del envoltorio fijado con cinta adhesiva transparente y adornado con lazos o pampones de colores.
Por unos momentos hemos sido reyes, niños y creadores de ilusión, impaciencia, esperanza, pero ya hemos olvidado los brindis, la copa caída sobre el mantel que inundo la mesa mientras algunos gritaban ¡alegría, alegría!, y otros se afanaban para que el espumoso liquido no llegase al suelo. Ya no recordamos nuestros buenos propósitos mientras sonaban las campanas anunciando el nuevo año y nos atragantábamos una vez más con las uvas de la “suerte”.
Ajenos, escépticos, indiferentes, sorprendidos hemos vuelto a oír hablar de guerra, de muertes, de opresión, de genocidio, de calificar como “terroristas” a quienes defienden la invasión (desde 1967) de su país, de su región, Gaza, mientras que con una respuesta más que excesiva en una renovada demostración de fuerza y crueldad, los que bombardean a civiles amparándose en la oscuridad de la noche comos los cobardes o llaman “daños colaterales” al bombardeo de dos escuelas donde mueren también niños, no son apodados terroristas a pesar de haber truncado impunemente vidas, ilusiones y esperanzas de padres y niños que no tuvieron como regalo en su Noche de Reyes Magos lo que tanto desean y muchos deseamos también para ellos y para todos, LA PAZ.
Pienso y constato que nada ha cambiado, un ex presidente de este país, de pelo negro y bigote blanco, vuelve a decir sandeces, vuelve el paro, vuelven las rebajas, vuelven los anuncios de cosméticos, vuelve el futbol, vuelve la palabra crisis. Perdón constato algo nuevo, el almanaque que cuelga en la pared de mi habitación, es nuevo y vuelve a mostrarme el mes de enero.

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