viernes, 27 de julio de 2012

CAMINO…


Cuando oigo o escucho la palabra "camino" rápidamente me es fácil relacionarla con múltiples calificativos o complementos.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6-14).
Todos los caminos llevan a Roma.
Caminos de hierro del norte de España, camino del trabajo, camino de la vida, camino del cielo, camino sinuoso, camino ....La palabra me evoca la antigua canción, 'Camino verde', los famosos verbos de Machado, 'Caminante no hay camino, se hace camino al andar, las pinturas paisajística de David Hockney  representando caminos de su entorno
Pero también me hace pensar en ese, popularmente denominado, Camino del Rocío por él, miles de romeros lo emprenden desde los más recónditos lugares, generalmente de Andalucía una vez al año, en concreto el fin de semana del Domingo de Pentecostés. Romeros, que junto a su medalla, llevan una historia de fe, de esperanza, una promesa, una petición, un agradecimiento a la Virgen. Los diferentes caminos hacia el Rocío convergen en la ermita de El Rocío, que se halla en la aldea de Almonte y donde se venera la Virgen del Rocío, popularmente llamada “la Blanca Paloma”. Días con momentos de alegría, de oración, de cansancio, de sacar las fuerzas que empujan a cruzar las arenas, los ríos y arroyos del camino. Caminos que se llenan esos días de historias, de historia de fe, sacrificio y entrega, de testimonios de los que ofrecen esos días para dar gracias o para hacer una promesa.
Pero sin duda el “camino” que más recuerdos me evoca es el Camino de Santiago que como peregrino recorrí en bicicleta, hace ya algunos años iniciándolo en la Real Colegiata de Roncesvalles, llegando hasta la famosa plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela y entrar a la Catedral por debajo del Pórtico de la Gloria. Fue un deseo, un reto personal, un sueño hecho realidad, que me permitió, mientras a golpe de pedal acortaba distancias, reflexionar, pensar, rezar, escuchar, hablar, oír, escuchar, desfallecer, resistir, animarme y desanimarme y sobretodo, saber seguir adelante, sacar fuerzas de flaqueza y mirar hacia adelante, no echar la vista atrás y seguir pedaleando hacia una meta fijada con ilusión y esperanza. Al final pude decir que para saber que es el Camino de Santiago, hay que hacerlo y creo que el él cada uno descubre so propio camino, yo encontré el mío.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

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