miércoles, 25 de julio de 2012

HACE VEINTE AÑOS


Hoy hace veinte años y se me ha despertado la nostalgia. Hoy hace veinte años y he sentido como un escalofrió invadía mi cuerpo al recordar aquella espectacular y sorprendente inauguración de los Juegos de Verano de la XXV Olimpiada de la época moderna en Barcelona.
Desde que se hizo la proclamación, el 7 de octubre de 1986, de Barcelona como sede de los Juegos Olimpicos  con aquellas palabras que pronunció el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch “Á la ville de...Barcelona” y que aún resuenan en los oídos de millones de españoles que empezamos a ver, con cierta incredulidad como se transformaba una ciudad, un pueblo que en el día señalado y a la hora exacta estallaba en júbilo mientras el estadio olímpico acogía el desfile de los atletas de los 169 países participantes, en el aire sonaban las voces de Montserrat Caballé, José Carreras, Plácido Domingo y Alfredo Kraus.  La Fura dels Baus ofrecía una representación inigualable y mientras el sol se ocultaba por poniente los tambores de Calanda hacían retumbar la ciudad y sus redobles llegaban a los lugares más recónditos. Los cientos de voluntarios, entre los que estaba mi hijo Iván, en el lugar de la ceremonia, al caer la noche, clavaron sus ojos en Epi  (Juan Antonio San Epifanio) el ultimo relevista de la antorcha y que procedió al encendido de una flecha que fue lanzada con absoluta precisión por el arquero paralímpico Antonio Rebollo encendiendo así el pebetero ante la mirada atónita de los presentes y de todos cuantos siguieron por TV el evento.
Recuerdo y creo que las lagrimas de una “princesa viendo a su hermano abanderado de España provocaron en muchos un nudo en la garganta o unas lágrimas en las mejillas mientras la sonrisa en los rostros era evidente, el orgullo palpable, el éxito asegurado. No podía ser para menos, la Expo de Sevilla había sido el inicio de aquel inolvidable año del 92 en que “Curro y Cobi” fuero las mascotas de todos.
Han pasado veinte años desde entonces. Tantos como para hacer platear los cabellos, desgastar la mirada, y reavivar las arrugas de la piel. Pero a pesar del tiempo transcurrido, aquello maravilloso, únicos, irrepetibles eventos, Expo y Olimpiada, tuvieron, tienen la magia de hacer que el lejano 1992, ocupe un primer plano en mi memoria.

Volver...
con la frente marchita,
las nieves del tiempo platearon mi sien...
Sentir...
que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
errante en las sombras,
te busca y te nombra.
Vivir...
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez...

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