lunes, 29 de octubre de 2012

VOLVER

Volver siempre es un motivo de satisfacción. Atrás quedan los días de trabajo, de descanso, de recuerdo, de olvido, de tedio, de espera, de compañía, de soledad, de pensar, de mal dormir, de alegría, de felicidad, de palabras, de risas, de lágrimas… de todo cuanto la vida me ha ido brindando en estos días. Días que se me hacen eternos o pasan a la velocidad vertiginosa a pesar de lo cual, los recuerdo y los vivo. 
A velocidad de vértigo el tren, al avanzar, siempre me hace soñar; y casi, casi olvido la fatiga del día y me entrego al traquetear del tren que marcha con un trajín de fiera encadenada dejando atrás, altozanos, lomas, cerros, llanuras, explanadas, horizontes lejanos que dibujan perfiles caprichosos y campos pintados con el color del otoño que me hacen quedar cautivo al contemplarlos iluminados por los últimos rayos del sol que dejan percibir los primeros resplandores de las estrella. 
La noche, al igual que el tren, también avanza y desde la ventanilla del vagón percibo agitarse un sin fin de formas oscuras, y en torno cien tipos de negruras tomadas de cien fragmentos de la noche. 
A lo lejos, pueblos, aldeas, pedanías, cortijos y casas aisladas de cuyas ventanas asoman hilos de luces, de ventanas que guardan y ocultan tras las persianas, cortinas y visillos miles de historias, algunas de las cuales, llamado por la curiosidad o el fisgoneo me gustaría conocer y compartir el secretos de sus protagonistas. 

Durante el trayecto, varias veces sentí y deseé amodorrarme, descansar o dormitarme, pero fue inútil el empeño, los nervios, el ruido o los recuerdos me lo impedían mientras las horas transcurrían adentrándose la noche.
Un recuerdo amontoné sobre otro recuerdo y el ansia de llegar sentía que me invadía en este volver tan deseado. Y así, recordando y esperando una sonrisa, un beso, una palabra, una mirada, un abrazo, el trémulo deslizar del tren se detiene y percibo el andén invadido de gente que espera la llegada y el partir y se abrazan y se besan. 
Por fin he llegado y en ese andén testigo mudo de abrazos, lagrimas, sonrisas, decepciones, recibimientos y despedidas, tengo, lo que anhelo, lo que aguardo, lo que espero, lo que sueño, lo que quiero, lo que amo y recuerdo que los que se quieren, no se olvidan, se esperan, se hablan, se escuchan, se entienden, se perdonan, se miran, se tocan, se miman, se cuidan, se abrazan, se besan y son muy felices.

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