domingo, 15 de febrero de 2015

CRISIS DE PARTIDOS



Estamos en los albores de un año electoral por excelencia. Los ciudadanos seremos convocados a las urnas en más de una ocasión y esto motiva tal barullo de encuestas, dimes y diretes que lejos de esclarecer, enturbia el pensamiento y la reflexión de muchos.
Seguimos, aunque algunos lo nieguen, inmersos en una crisis, de corrupción, de economía, de identidad, de trabajo, en la sanidad, en la… incluso en los propios partidos políticos aspirantes a ocupar los puestos de representación a los que son llamados en las venideras elecciones.
Los políticos parecen un tropel de gente intentando pasar por una puerta estrecha para alcanzar la calle. Ese empujar para pasar yo, es una lucha por el poder que incluso ejercitan también los que dicen que no quieren el poder sino servir a los ciudadanos, quienes prometen que no están en la política para enriquecerse.
Todos los que en la actualidad regentan la autoridad se transforman en censores de los otros, vilipendiándolos,  deshonrarlos, menospreciándolos, y se afanan en hacer aquello que durante el periodo de gobierno no han hecho e incluso, si es preciso, se cambiarán de partido como quien se cambia de chaqueta.
No percibo, en la política, la autocritica, solo percibo vanidad, la descalificación del oponente, la soberbia necesidad de cumplir una ambición para la que uno y otros se sienten dotados, de tal manera que no consideran que el rival, incluso el rival entre los suyos, pueda ser mejor o más conveniente.
Cuidado con los chaqueteros, oportunistas, falsos, traidores, renegados, prófugos, tránsfugas, deshonestos, aprovechados, apocalípticos… impuestos más por dedocracia que con democracia.

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