De la noche al día de reyes, como en tantas otras noches se cerrarán las puertas, pero se abrirán las ventanas y los pequeños, con su más indescifrable inocencia, dejarán en el alféizar comida y agua para los camellos. En esta noche, la más mágica para los auténticos 'reyes' de la casa”, se apagarán las luces y se encenderá la esperanza en el día de los Reyes Magos, esperando que lo manuscrito en la carta a sus Majestades se haga realidad. Los críos se dormirán y se despertarán sus sueños cándidos e incluso con una mezcla de entusiasmo y a veces incluso un poco de miedo sobre esa almohada de cada noche, que hoy parece más cómoda bajo las mismas sábanas, pero que en esta noche se transforman en sábanas de deseos que esperan ver cumplidos al amanecer. Se disipa la noche mientras despierta el alba y así pasamos de la noche al día de Reyes. Día de sueños llenos de aspiración y en silencio estamos esperando que se cumplan, porque en este día todos nos volvemos un poco más niños y en nuestro interior esperamos que hasta nuestros sueños más audaces se hagan realidad, mientras dejamos volar nuestra imaginación sin miedo e inmersos en la esperanza.
Pasarán los años, pero la noche al día de Reyes, aquella mañana de Reyes en el comedor de la casa desenvolviendo los regalos y con el escepticismo en los ojos, esas noches, esas mañanas, esos días mágicos no pasarán y se perpetuarán en nuestra mente llenas de añoranza y de felicidad.
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