miércoles, 9 de agosto de 2017

ADIÓS LELI

Nunca es fácil enfrentarse a la realidad del fallecimiento de un ser querido y menos cuando el fallecimiento llega de forma súbita, inesperada, imprevista, repentina… Me quedo pensando, una vez más, ¿por qué? ¿Qué pieza del puzle de la vida ha fallado? ¿Dónde estaba cuando me has necesitado?
Leli, para los allegados, Araceli para los amigos y demás, nos invade el dolor de tu pérdida que se mezcla con los recuerdos de todo cuanto en vida nos has dado, tu sonrisa, tu alegría, tu generosidad, tu disponibilidad, tu amabilidad, tu solidaridad y compromiso por tus “gentes”, con el “Banco del tiempo” el “Teléfono de la Esperanza” y todas esas actividades, virtudes y cualidades que has ido esparciendo como el surtidor esparce el agua, y que a muchos nos ha refrescado y saciado la sed del camino de la vida que junto a ti hemos ido recorriendo.
Primero, por aquellos lugares donde transcurrió tu infancia El Garrofe, La Bleda, Cal Rubió,  La Múnia, o Ca la yaya; después, Valencia donde arraigaste tu vida junto a tu familia y formaste la tuya propia.  Siempre y en cualquier lugar has hecho que a tu lado nos sintamos acompañados en todo momento. Inolvidables los veranos con la familia en Moraira y allí en Cap Blanc o Punta Estrella, junto al mar Mediterráneo, has ido a perder tu vida, a dejar tu vida, tu generosidad, tus recuerdos, tus ilusiones, tu esperanza.  
Leli, todos siempre hemos estado y seguimos estando a tu lado, tu marido, tu hijo, tu hermana, los sobrinos, tus primos, los amigos y tantos y tantos como te queremos y hemos sido en uno u otro momento compañeros en el viaje por el camino de la vida. Puedo asegurarte que tu partida, tu ausencia física, nos deja un gran vacío, pero nos llena el corazón y nos alientan los días, todo cuanto en vida nos has dado.
Hoy vencida la curva del camino, has encontrado la vida. Hoy estás en el lugar donde ya han llegado muchos de nuestros seres queridos, allí, seguramente harás nuevos amigos y sonreirás desde el corazón como tú sabías hacerlo.  Siéntate a su vera y allá, un día, cuando Dios Padre nos llame, nos encontraremos.
LELI, mi querida e inolvidable prima, nuestra prima, la Leli del tito Alberto y de la tita Tere, la Leli de Valencia,  el recuerdo será perpetuo y más cuando se han quedado tantos proyectos en el camino, tantos deseos incumplidos, el deseo de volver a vivir unas nuevas vacaciones o Navidades juntos. Con estas sencilla palabras deseo transmitirte que todos te hemos querido y te seguimos queriendo.

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