lunes, 2 de abril de 2018

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

El Domingo de Resurrección, también llamado Domingo de Pascua, Domingo de Gloria, Pascua Florida o sencillamente Pascua, es la fiesta central del cristianismo, y marca el final del Triduo Pascual y de la Semana Santa, y comienza el  periodo litúrgico de Tiempo Pascual, que finaliza con el Domingo de Pentecostés. Con esta festividad del Domingo de Resurrección podemos afirmar que ya ha finalizado la Semana Santa. En este día, por doquier, se celebrará la festividad con pasos del Cristo Resucitado o similares, señaladas estaciones de de gloria. En ellas sonarán los últimos acordes de cornetas y tambores que se acallaran hasta el próximo año al igual que se acalla la voz del capataz que se puede escuchar, clara y autoritaria cuando en la procesión  impera el silencio, ese que permite percibir el racheado de los pies de los costaleros, los cerrojos que se abren y se cierran, el chispear de los cirios y el crujido de las parihuelas, el golpear de las bellotas en los varales y para el tintineo de las campanillas de los candelero de cola. Ese silencio que nos agracia percibir la esencia de la Semana Santa, sus instantes sublimes, sus momentos de espiritualidad.
Después del El Domingo de Resurrección se oirán o se silenciarán las criticas, las voces, discordantes surgidas en estos días y también esos ruidos que, a veces, rompen la magia de instantes sublimes que despiertan las procesiones de Semana Santa con su mezcla de fe, recogimiento, pavura, espiritualidad, sensualidad, estruendo, pasión, indiferencia, escepticismo, bullicio y silencio.
El Domingo de Resurrección terminarán, para muchos, esos momentos de contemplación, de silencio, de oración, de meditación, del prodigio de la Santa Cena, de Getsemaní, del Camino del Calvario con el Cirineo y la Verónica de la Crucifixión donde poco a poco, los clavos son golpeados por el viejo martillo y poco a poco los clavos desgarran las carnes, poco a poco, el amor Os crucifica y, abierto de brazos a todos, morís clavado en cruz.
Después del Domingo de Resurrección vuelve la vida cotidiana donde el silencio es casi un bien inexistente. El bullicio en muchas ocasiones nos aturde y Después del Domingo de Resurrección se hará balance de todo, cosa que a mí también me aturde porque año tras año sigo creyendo que es un arqueo partidista que distrae de la realidad social en la que vivo. Se volverán a dar datos, para unos muy positivos, para otros, menos halagüeños y las cifras serán eso, cifras, porque para unos que han podido gozar del descanso en estos días no significan lo mismo que para otros ha supuesto un ingreso para la economía del hogar.
El Domingo de Resurrección me aporta muy gratos recuerdos de mi vida y en especial, del que precedió al lunes de Pascual, 31 de marzo en que nació mi hijo Iván y al que veo crecer con orgullo y aquí quiero reiterarte mi felicitación por tu gran sencillez, tu sensibilidad, tu constancia, tu abnegación, tu sonrisa, tu dedicación, tu honradez, tu esfuerzo, tu humildad, tu generosidad, tu austeridad, tu alegría, tu simpatía, tu honestidad, tu voluntad, tu trabajo y todos esos valores que se han ido afianzando en tu vida gracias a tu ardor cotidiano y saber aprender de todas las  personas que permanecemos a tu lado.
En este nuevo Domingo de Resurrección feliz Pascua Florida para todos los que tenéis un momento para leer aquí lo que siento y vivo.

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