Ya ha pasado un año y no, no nos hemos
acostumbrado a vivir sin ti, pero vivimos acordándonos de ti. Me permito decir
que el recuerdo de personas como tu, nunca se disipa ni lo eclipsan otros
avatares de la vida.
Seguimos viendo vacío, tu sitio en la
mesa, en el sofá, en cualquier rincón de la casa y por supuesto que ya en las
redes sociales no podemos contactar contigo, pero quien sabe, tú quizás sigues
mandándonos mensajes de esperanza, dándonos fuerza, animándonos y estando a
nuestro lado, al lado de todos los tuyos como siempre lo has hecho. Tus cosas
han quedado arrinconadas en un lugar de la casa pero todo lo tuyo, aún decimos
que es tuyo y lo respetamos como siempre hemos hecho.
Gracias cuñao por habernos ayudado a pasar
este año. Ya hace un año que escribía: Tu partida, tu ausencia física nos deja un
gran vacío, pero nos llena el corazón todo cuanto en vida nos has dado y
enseñado. Hoy después de ese tiempo aun sigo reafirmándome en esas palabra y
también te doy las gracias por las que no me has podido decir en mi
recuperación del ictus y demás, yo sé que tú me habrías animado como siempre lo
hiciste y ahora podríamos compartir esa alegría de constatar que estoy muy
recuperado.
<hoy no quiero lamentarme por tu
“perdida, solo quiero, expresar mi desazón, mi disgusto, mi pesadumbre,
por no poder compartir contigo nada de lo que en este tiempo nos ha acontecido.
Por no haberte podido ir a ver cuándo hemos estado en Cerdanyola, como hicimos
otras veces. Siento tu perdida y tu
partida y lo mucho que los tuyos lo sienten a pesar de que hay veces que callan
y no lo dicen pero les es imposible disimularlo, en cubrirlo, taparlo y lo
mismo nos pasa a todos los que hemos convivido contigo. Pienso en Salomó y en
Valderrobres y sigo pensando que quizás aparecerás por algún lugar de esos
pueblos tan ligados a tu vida.
Hoy, y
ahora vuelvo a pensar igual que hace un año, que: Hay veces que en la vida
vives momentos y situaciones que quisieras retener para siempre y otros que no
desearías vivir, y hoy he tenido que vivir uno de esos momentos indeseables y
no quiero ni debo dejar pasar mi recuerdo, memoria y evocación a Antonio“el cuñao” La muerte de un ser
querido nunca resulta indiferente y menos en este caso, cuando desde la
distancia la siento muy cerca y con la imposibilidad de acercarme físicamente, la
perdida de mi cuñao, como desde hace tiempo nos llamábamos. Él era una gran,
excelente, sublime persona, trabajadora servicial y bondadosa con la que tantos
momentos gratos y menos hemos compartido, porque él siempre estaba ahí para
ayudar, para prestar su ayuda y su saber. A mi me sorprendió en más de una
ocasión con su prontitud en la resolución acertada de circunstancias adversas. Cuñao nunca te olvidaré y que sepas que
quizás nunca te lo he dicho, te he admirado desde que te conocí en mi edad
temprana en aquel pueblo donde fuimos vecinos. De ti podría hablar muchas
cosas, pero lo que más recuerdo es tu gran cariño a los tuyos, tu desinteresada
ayuda a todos y tantas y tantas cosas que hacen que en estos momentos no sepa
detallar, pero que todos los que hemos estado a tu lado hemos vivido a lo largo
de todos estos años en que te hemos tenido la dicha de tenerte cerca y
constatar que te has ido con tus deberes como esposo, padre, amigo, familiar y
compañero hechos. Y dejándonos a todos el Deber de ser como tú nos has enseñado
cada día. Cuñqao allí donde este un abrazo enorme y sincero lleno de todo lo
mucho que te admiro, te quiero y te recuerdo.
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