martes, 5 de mayo de 2020

EL MANDILÓN DE MI ABUELA

¿Te acuerdas del mandilón de la abuela? Cuantas funciones crees que tenía?, para cuantas cosas servía? La principal función del mandilón de la abuela era proteger el vestido y veces la rebeca que llevaba debajo, y que la protegía del frio Pero, además, servía de agarradera para retirar la sartén del horno o la olla de la lumbre Era una maravilla secando las lágrimas de los niños y, en ciertas ocasiones, limpiando sus caritas llenas de churretes o sucias de chocolate. El mandilón servía para acarrear desde el gallinero a la cocina los huevos, los pollitos que necesitaban terapia intensiva y a veces los huevos golpeados que terminaban en el horno o en tortilla para cenar. Con él se recogían los frutos que caían de los árboles al terminar el verano. Después de usarse en la cosecha de la cebada, le tocaba el turno con los repollos, y las manzanas Cuando llegaban visitas, el mandilón de la abuela servía de refugio a los niños tímidos y, cuando hacía frío, la abuela se envolvía los brazos en él. Este viejo mandilón era un fuelle, agitado sobre un fuego de leña. o para ahuyentarlas moscas en verano Fue él quien llevó las papas y la madera seca a la cocina. Desde el jardín, sirvió como una cesta para muchas verduras después de que se cosecharon los guisantes, fue el turno de las coles. Y al final de la temporada, se usaba para recolectar manzanas caídas, con las que nos hacia una deliciosa compota, o una golosa tarta Junto al fuego a tierra lo sacudía para avivar la lumbre Servía también de canasto para llevar las verduras para la cena, desde la huerta. La abuela también lo usó para poner la tarta de manzana justo fuera del horno en el alféizar de la ventana para que se enfriara. Lo uso Para repasar con un dedo cubierto por el mandil los bordes del plato antes de presentarlo en la mesa. Con sorprendente prontitud secaba el agua que había caído en el hule de la mesa al llenar el vaso. Pasarán muchos años antes de que algún invento u objeto pueda reemplazar este viejo mandilón...que lo lavaba y planchaba con máximo esmero, como si se tratara de un atuendo más de lujo y le gustaba recién planchado salir con él a comprar, ¡que coqueta y elegante era mi abuela¡ antes de salir se ponía ella su colonia y se atusaba los blancos cabellos que llevaba recogidos en un moño en el que las horquillas solía disimular y de las que siempre llevaba alguna en el bolsillo del mandilón, Cogía el cesto de la compra, su monedero y se iba al colmado de la calle a comprar y no consentía que nadie le ayudar por mucho que tuviera que traer. Vosotros ir comiendo, que yo comeré después Tenía el mandilón un gran bolsillo donde se almacenaban mil cosa, y algunas más, desde las más inútiles hasta las más cotidianas e incluso un puñado de caramelos que nos repartía cuando nos sentábamos alrededor de ella. En el enorme bolsillo se podían encontrar, unas monedas de la vuelta de la compra, unas pinzas de tender la ropa, un pañuelo, la aguja de hacer croché, una bobina de hilo, mi goma de borrar, que cogió del suelo cuando barrio, las llaves de la casa o un goma elástica, quien sabe de dónde la saco, Y en él no podía faltar el monedero a la hora de ir a comprar. Cuando perdía el lápiz, alguna cosa o juguete, por insignificante que fuere, le repreguntaba Abuela tu no habrá visto? y antes de decirle el que, metía la mano en el bolsillo y me alargaba mi “tesoro” y yo se lo agradecía con un beso en aquella mejilla blanca estriada y marchita por el tiempo, que olía a “Maderas de Oriente”, después de aquel beso, ella me daba mil y me advertía !otra vez ten más cuidado! Que si yo no lo encuentro en el peto del mandilón llevaba clavada la aguja enhebrada, era la última que empleó para coser, unos alfileres, un gran imperdible y en el bolsillo, junto con las tijeras de coser, el dedal, por si algo más había que remendar. Aquel bolsillo parecía una sucursal de la caja de costura que tenía en el cesto de la costura debajo de su sillón, junto a la ventana de la calle Aunque quizás hoy en día ya no hay abuelas que tengan que proteger el vestido, Dado que hoy hay muchos, más que ponernos y tenemos máquinas que los laven. Las agarraderas de las sartenes ya no queman. Y también solemos tener Guante o Manopla y Agarradera de Cocina, ya no necesitamos recurrir al mandilón. las caritas de los niños las lavamos con toallitas desechables húmedas. que en realidad no son desechables y contaminan una barbaridad pero nos excusamos basándonos en la comodidad El fuego no es de leña y lo avivamos con un botón o una llave. La moscas no habitan con nosotros y todos sabemos cuál es la hora de ir a comer, si perdemos un lápiz, no lo echamos en falta porque mil más solemos tener
Y el polvo lo limpiamos con bayetas ecológicas que repelen el polvo… No llevamos, cesto de la compra y vamos al supermercado a comprar aunque este mucho más lejos, parece que comprando allí vamos a ahorrar, lo metemos en bolsas de plástico que compramos al pagar, parece que pagando se puede contaminar En recuerdo de las abuela, de antaño, podríamos en la cocina colgar un mandilón y un cesto de la compra y explicarles a nuestros nietos lo que para nosotros significo y rememorar así, a aquella persona tan querida y que tantas cosas fue capaz de hacer con el mandilón y… sobre todo, con mucho cariño y llena de bondad, sus croquetas, empanadillas e incluso su sopa de pan tenía un sabor especial y las natillas o el arroz con leche o los flanes que nos hacía son imposibles de olvidar. Rememorar a una persona que ahora en una residencia se la suele llevar y volvemos a justificar lo que hacemos, diciendo que allí estará mejor, atendida que en casa, con todas sus pertenencias y recuerdos en una maleta y se le puede ir a visitar. Si crees que me he olvidado de alguna función que tenía el mandilón, dímelo por favor, quizás ya la memoria no me da ya para más.

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