jueves, 30 de abril de 2020

MIS PERROS



Hay días que por diferentes razones se quedan más grabados en nuestro nuestra mente, en la zona de los recuerdo y hoy 30 de abril para mi es uno de ellos y lamentablemente tengo que añadir que añadir un circunstancia más a este día y al recuerdo. Hemos tenido que sacrificar por enfermedad a la pequeña perra que desde hace 15 años convivía con nosotros. Antes de que sufriera hemos determinado vivir sin ella, eso también es respetar a los animales. Es el tercer perro que he tenido que despedirme de él, Los dos primeros fallecieron por otras causas, este es el primero que he sacrificado y la verdad es que causa dolencia.    
PARA nuestra perra  JARA, a nuestra Jarita que por enfermedad hoy la hemos tenido que sacrificar
A veces no he comprendido tus celos hacia mí y es que te estaba quitando sin saberlo quien te protegía a ti
Siempre atenta a quien llegaba, pero más aún a quien se iba, entonces ladraba con bravura con insistencia y nunca supe entender porque y tú no me lo sabías explicar, quizás fuera que le temías a la soledad. JARA, jarita, qué más da como te llamara, tu no tenías inmediatez por llegar, solo te movías con velocidad, cuando la correa de paseo oías sonar y a pesar de que te resistías a que te pusiera el collar ya panza arriba te lo podía poner y salíamos a pasear, siempre tirando más tú de mí que yo de ti, que te parabas cien veces a evacuar. Ahora que no estas, te quisiera acariciar como tantas veces he hecho y sentir en mi mano la suavidad de tu castaño y brillante pelo.
Y después
del paseo me gustaba ver como pedías tu barrita de premio, entonces sobre tus patas traseras te ponías de pie, intentando mantener el equilibrio y aguantabas hasta que la barrita podías morder y rápido te ibas a tu cama para comértelo con tranquilidad. JARA, yo también te echare a faltar, al andar por la casa en ti ya no tropezare, y al salir por el patio, ya no tendré miedo porque me puedas morder, pero extrañaré tu ladrido y recordaré el de la última vez que oí. Vete tranquila que en el cielo de los perros, San Antón también te querrá y te protegerá porque eres, has sido y serás un gran animal en quien se puede confiar, como nos mostraste en el tiempo en que hemos convivido juntos y viajado hasta en el tren, no te movías, de nuestro lado y si te dejaba en el suelo no te movías, no dabas ni un solo paso y a tu manera me pedías que te cogiera otra vez para mirar por la ventanilla los campos pasar, como si entendieras lo que es viajar en el tren, porque en coche era otra historia, con tu arnés en el asiento de atrás primero estabas quieta y luego empezabas aullar
y quejarte hasta que llegaba el momento de parar te bajábamos y corriendo ibas a tu cuenco a beber y de allí a tu cama a descansar. Te acuerdas cuando nos quedábamos solos tú y yo?. Eras otro animal, te metías entre mis pies cuando estaba sentado en el ordenador, parecía como si me quisieras alertar de que estabas allí,  entonces te acariciaba y te ibas a tu cama a descansar hasta que volvías a repetir la misma historia, venir a saludarme otra vez. Por eso yo también te notare a faltar, pero vete tranquila ningún otro perro en casa, tu lugar ocupara

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