martes, 2 de julio de 2013

HOMENAJE DE DESPEDIDA-2013



En el homenaje que se me ha hecho con motivo de mi jubilación me he permitido expresarme a todos los presentes en estos términos:

De todos es conocido que soy parco en palabras, que no soy docto en nada y menos en las letras y en la palabra. Es por eso que me acojo a los versos del poeta para transmitiros que vivo en estos momentos y aflora en mi memoria: 
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar
Y a la vez constato que he de disentir en que “nunca perseguí la gloria”, no, yo soy genéticamente ambicioso, esperanzado, exigente, riguroso conmigo mismo y he perseguido la gloria y pretendo dejar en la memoria de todos aquellos con los que he convivido y he ayudado a aprender durante mis treinta y cinco años de docencia, aquello en lo que creo, valoro e intento vivir con coherencia.
Hoy y ahora recuerdo cuando entré a formar parte de esta comunidad educativa. Pasaron años desde entonces. Tantos como para hacer emblanquecer los cabellos, desgastar la mirada, y reavivar las arrugas de la piel. Pero a pesar del tiempo transcurrido, siempre ocupara un primer plano en mi vida el inicio de mi labor docente en la escuela del Clot.
Hoy y ahora, también quiero dejar entre vosotros, en el ambiente, en la memoria, que tan volátil es a veces, mis más sinceras palabras de agradecimiento a todos y por todo cuanto he recibido.
Hoy y ahora quiero tener unos momentos de recuerdo y agradecimiento para todos aquellos amigos y compañeros con los que tantas vivencias he compartido y están a la otra parte del camino. Lluis, Elías, Juanito Suñol, Marcelo, Manolo; Juan, Mario, Barti, Olle, Navarro y…perdonad que no siga, es que no puedo. Su ausencia para mí no es olvido.
Hoy y ahora y más que nunca creo que no he de permanecer callado, no puedo permanecer callado. Quienes no tienen el valor de luchar deberían tener al menos la decencia de callarse. Me considero un luchador por todo aquello en lo que creo y es por eso que no quiero traicionarme a mí mismo con el silencio.
Permitidme que a los que os quedáis os exhorte a no callar, la verdad os hará libres. Solo soy mi libertad y mis palabras y como persona he de ser, portador de palabras, testigo y juez a la vez.
Tengo la sensación de que vivimos en una gran injusticia social, como si de pronto la economía estuviera copándolo todo, absorbiendo los idearios sociales, políticos e ideológicos. Ya no hay ideologías, de lo que hablan diariamente los poderes mediáticos es solo de lo relacionado con la economía; la ideología, los valores, la ética…  parecen haberse desfalcado..
Parece que impera en la democracia esa verdad llamada única que está llevando a las personas y colectivos al silencio más radical y al desahucio de la palabra, del trabajo, de la esperanza, de la ilusión, del amor, de la superación, lo que hace, que se asemeje más a una autocracia, que a la democracia que hemos ido construyendo incluso para la que hemos educado, dentro de las escuelas.
La máxima de “mi libertad termina donde empieza la del otro”, hoy parece estar exhausta y es preciso que como profesores, como personal docente, como padres, como transmisores de valores demos de verdad, valor a la palabra y que esta sea lo básico y primordial en el aprendizaje de algo que es fundamental en la vida humana, la educación, la formación, en la que no debemos descuidar, que ha de primar la transmisión de valores por encima de los conceptos, que a la postre, son caducos en el tiempo. Es vital no desarraigarnos de valores como el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo, la honestidad, la dignidad, el respeto, la responsabilidad, la solidaridad, el amor, la amistad, el afán de superación, la defensa de los ideales, la honesta competitividad y ambición justa y equilibrada, entre otros
Percibo en estos momentos, que una vez más no se estar callado, me siento impulsado por las palabras del reciente premio Cervantes José Caballero Bonald que manifiesta “callarse es una vileza, un servilismo”, que hay que “decir lo que uno piensa si es verdadero y si realmente va en una línea de hombre decente, y si se está en esa línea uno no se puede callar, no debe callarse”.
El silencio puede ser una forma de admitir las faltas impropias. Pero no quiero hacer interminable mi exposición, mi adiós, mi pensamiento transmutado en palabras, pero permitidme que para terminar os pida humildemente perdón por todo aquello en lo que os haya podido ofender y reiteraros mi mayor agradecimiento por todo cuanto de vosotros y de los alumnos he aprendido.
Gracias por todo lo que diariamente hacéis, por el bien de la sociedad para la que estáis formando a hombres y mujeres y también ellos en su corazón joven seguro que os lo agradecen.
Presiento que es imposible que con mis palabras pueda pagaros lo mucho que os debo pero sabed y no lo olvidéis que como dicen los versos de Mario Benedetti:
Usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
 
GRACIAS ¡¡¡Compañeros del alma compañeros!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario