jueves, 5 de septiembre de 2013

EL MES DE AGOSTO



Decir agosto, es sinónimo de vacaciones, de recuerdos, de descanso, de ocio, de fiesta, de vida más apacible, de encuentros, de despedidas, de abrazos, de besos, de viajes, de idas, de venidas, de playa, sol y calor e incluso de lluvias torrenciales. Este mes está vinculado a nuestra vida por ese cambio de ritmito que representan las vacaciones, vacaciones que una vez fueron las escolares y que posteriormente, para muchos han sido y son las laborales.
Para mí, y desde hace dos años, este mes de agosto tiene un carácter significativo y en especial el día veintitrés. Mi nieta Claudia, mi primera nieta, en ese día, vio la luz de la vida y entre todo lo que me hizo sentir aquel momento, escribí, “Siento tanto en mi, que incluso me es difícil manifestarlo a la vez que sueño con el día en que sentiré su mano cogida a la mía y caminaremos juntos”. 
En este mes de agosto he podido compartir con ella el día de su cumpleaños y ver cumplido mi deseo de “sentir su mano cogida a la mía y caminar junto”. El contacto de sus manos me hace sentir  la ilusión de un presente en el que deseo disfrutarla plenamente haciendo inolvidable los momentos compartidos.
Me cuesta saber manifestar lo que ha supuesto para mí este segundo cumpleaños de Claudia y las horas vividas con ella. Las muestras de cariño que me ha manifestado y que han hecho humedecer mis cansados y viejos ojos siempre atentos a su deambular por la casa, el parque o la calle.
Me cuesta saber manifestar como he visto crecer en todo este tiempo a esa preciosa niña llena de alegría, de belleza, de ingenuidad, de cariño, de inocencia, de vitalidad, de imaginación, de energía y sobre todo de felicidad y de ternura.
Tenerla conmigo, cuidarla, vigilarla, jugar, cantar, reír, ver sus logros, escuchar su balbucear o sus “charlas” cada vez más claras, su caminar más firme y seguro. En definitiva, verla crecer, aun desde la distancia, me ha dado y transmitido vida, felicidad, júbilo, constatando que, yo ya soy el ayer y ella el mañana, que ha llegado a mi vida y se va de mi casa, que no la he metido en mi casa pero si en mi vida.
Claudia, tu abuelito, tu yayo, tu abuelo, te quiere mucho.

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