Decir
agosto, es sinónimo de vacaciones, de recuerdos, de descanso, de ocio, de
fiesta, de vida más apacible, de encuentros, de despedidas, de abrazos, de
besos, de viajes, de idas, de venidas, de playa, sol y calor e incluso de
lluvias torrenciales. Este mes está vinculado a nuestra vida por ese cambio de
ritmito que representan las vacaciones, vacaciones que una vez fueron las
escolares y que posteriormente, para muchos han sido y son las laborales.
Para
mí, y desde hace dos años, este mes de agosto tiene un carácter significativo y
en especial el día veintitrés. Mi nieta Claudia, mi primera nieta, en ese día, vio
la luz de la vida y entre todo lo que me hizo sentir aquel momento, escribí, “Siento
tanto en mi, que incluso me es difícil manifestarlo a la vez que sueño con el
día en que sentiré su mano cogida a la mía y caminaremos juntos”.
En este mes
de agosto he podido compartir con ella el día de su cumpleaños y ver cumplido
mi deseo de “sentir su mano cogida a la mía y caminar junto”. El contacto de sus manos me hace
sentir la ilusión de un presente en el
que deseo disfrutarla plenamente haciendo inolvidable los momentos compartidos.
Me
cuesta saber manifestar lo que ha supuesto para mí este segundo cumpleaños de
Claudia y las horas vividas con ella. Las muestras de cariño que me ha
manifestado y que han hecho humedecer mis cansados y viejos ojos siempre
atentos a su deambular por la casa, el parque o la calle.
Me
cuesta saber manifestar como he visto crecer en todo este tiempo a esa preciosa
niña llena de alegría, de belleza, de ingenuidad, de cariño, de inocencia, de
vitalidad, de imaginación, de energía y sobre todo de felicidad y de ternura.
Tenerla
conmigo, cuidarla, vigilarla, jugar, cantar, reír, ver sus logros, escuchar su
balbucear o sus “charlas” cada vez más claras, su caminar más firme y seguro.
En definitiva, verla crecer, aun desde la distancia, me ha dado y transmitido
vida, felicidad, júbilo, constatando que, yo ya soy el ayer y ella el mañana,
que ha llegado a mi vida y se va de mi casa, que no la he metido en mi casa
pero si en mi vida.
Claudia, tu abuelito, tu
yayo, tu abuelo, te quiere mucho.
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