lunes, 21 de octubre de 2013

OTRA TELEVISIÓN ES POSIBLE



El programa televisivo “INFORME SEMANAL” que inició sus emisiones el 31 de marzo de 1973, cuando en muchos hogares españoles la TV era en blanco y negro, “hace aguas” como otros muchos programas de TVE. El artículo que he leído en este enlace y del cual transcribo una parte muestra claramente que está pasando con la TVE y me permito añadir, y en otras parrillas televisivas de ámbito nacional cuya degradación aumenta espectacularmente.
Los abajo firmantes, profesionales de RTVE relacionados de algún modo y en alguna época con Informe semanal, lamentamos el cambio de horario de este programa, relegado a medianoche. La bajada de audiencia por la manipulación obscena de sus reportajes y el maltrato y persecución a los que han sido sometidos los profesionales en esta última época, nos parece que responde a un objetivo político: la desaparición de lo público, como ocurre en la enseñanza, en la sanidad, etcétera. Este Gobierno, y quizá algunos responsables de TVE, parece que no quieren espectadores críticos e informados”.
De un tiempo a esta parte, los contenidos amarillistas, las informaciones morbosas, programas de telerrealidad (reality show), noticias sin contrastar,  falsas verdades,  o las emisiones taurinas o futbolísticas copan buena parte del tiempo televisivo.
Todo esto, con el único objetivo de alcanzar una alta cuota de pantalla, y así obtener un buenos ingresos monetarios que les permitan seguir enriqueciéndose y produciendo ese tipo de contenidos para así, justificarse en muchos casos, alegando falta de recursos económicos, “estamos en crisis” si bien lo que está realmente en crisis es el potenciar profesionales de gran valía, cultura, ideas, proyectos.
Doy por supuesto que se puede cambiar de canal y que si algo sigue en pantalla es porqué tiene la audiencia suficiente como para hacerlo. Los telespectadores aseguran ver documentales en determinadas TV pero los hay adictos a aquellos donde se muestran “personajes” que publican ser maravillosos “madres o padres” y se jactan de sus “fechorías”  que jalean y dan pábulo colaboradores sin escrúpulos que se hacen pasar por “entendidos periodistas”, que en realidad lo que hacen es desprestigiar a muchos extraordinarios profesionales.
Me indigna que se diga que estos “personajillos” (champiñones, chonis) "dicen las cosas claras", cuando en realidad lo único que muestran es su incultura, su poca valía, su cinismo, su ambición de populismo, su falta de ética, su carencia de valores y ponen de manifiesto que “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
Si, tal vez para algunos, es preciso emitir este tipo de programas, porque en cierto modo, y más en tiempos de crisis, son como opio para el pueblo, ya que, permiten, adormilarnos en el sofá, desculturizarnos, crear debates absurdos, ídolos irrelevantes y olvidar o aparcar, por un momento, las intranquilidades personales.
Parece que se pretende atontar a la población reduciendo la posibilidad de culturizarse con programas, distraídos, culturales, válidos para todo tipo de público en las franjas horarias más habituales de los telespectadores.
No se puede obviar que otra televisión es posible, que la televisión, pública o privada, es un medio de comunicación que llega a la inmensa mayoría de la población y que ha de ofrecer información veraz, cultura y educación.

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