lunes, 17 de febrero de 2014

MENOS FRONTERAS Y MÁS HUMANIDAD

Indignación, rabia, frustración, irritación, impotencia y no sé cuantas cosas más al unisonó me provoca la última tragedia que han vivido emigrantes de la madre África.  Continente que ha aportado y sigue aportando pingues beneficios a la cercana Europa, cuyos países han colonizado, dominado, explotado, expoliado, esclavizado… y siguen haciéndolo mientras hablan de libertad, de progreso, de ayuda, de colaboración y palabras vacías que se ven reflejadas en el día a día y en la afluencia de emigrantes hacia lo que consideran “un mundo mejor”.
La tragedia ocurrida en Ceuta el pasado  6 de febrero me hace pensar en la falta de ética, moral, humanidad, responsabilidad, negligencia y yo que sé que más cuando se ataca, acorrala, reprime salvajemente a un grupo de subsaharianos que intentaron pasar la frontera hacia “su libertad”.
Después de los hechos, a día de hoy, quince cadáveres, quince seres humanos yacen victimas de su propia miseria y de la inmoralidad de quienes mandaron disparar pelotas de goma, salvas de fogueo y gases lacrimógenos cuando estaban en el agua intentando salvar la vida.
Se expone la necesidad de “emplear material antidisturbios” ante la "actitud violenta" de los inmigrantes. Inmigrantes que a juzgar por las imágenes, nadan desesperadamente y huyen pavoridos ante el ataque del que son víctimas. Su actitud violenta es la de ser empujados por la desesperación, querer buscar una mejor forma de vida, la de no seguir siendo víctimas del hambre, la miseria, la explotación y la degradación a que son sometidos por no ser blancos, documentados y si, catalogados como seres humanos de segunda a los que, en el supuesto de que lleguen a nuestro país, se les negara, la más básica de las asistencias sanitarias.
A renglón seguido, lo de siempre, diles y diretes, cargar las culpas a los más débiles, los emigrantes y los agentes, que obligados a cumplir órdenes sienten luego el dolor de la tragedia en su propia piel.
Entre las declaraciones del ministro del Interior y el director de la Guardia Civil a los ojos de cualquier “normal” hay notorias contradicciones y en especial en la arrogante forma dictatorial, del citado director, que anuncia la apertura de  querellas criminales contra quienes “difaman” a los agentes.
Una sarta de contradicciones y mentiras y ninguna dimisión, ponen de manifiesto que alguna ley no se observa escrupulosamente, que al ministro, después de su explicación, como lo demuestra el micrófono abierto, le preocupaba mucho las palmaditas en la espalda, de sus correligionarios, por lo bien que lo había hecho.
En medio del caos, lo que no provocan las “concertinas” lo causa el mar, mueren hombres y mujeres. Todo lo juzgará, luego, alguien que nunca tuvo carencias,  nunca asaltó ni defendió una valla, en mitad de la noche e incluso obvie que, a pesar de ser pobres, negros e indocumentados, tienen derecho a que se haga justicia y a que pague quien dio la orden de disparar, quien la ampara y quién miente".
Es preciso que tengamos conciencia de que hoy, lo que necesitamos es: menos fronteras y más humanidad.

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