domingo, 6 de abril de 2014

ADIÓS SR. PRESIDENTE


Se han acallado las cornetas y tambores. Se han silenciado el tronar de las salvas. Se ha sosegado el gorgoteo de emociones. Ya una losa de piedra le separa eternamente del mundo al que perteneció. Su cuerpo inerte queda en silencio y en soledad. La soledad que un día sintió, cuando los “suyos”, traidores ambiciosos de poder, le dieron la espalda después de que él lo catapultases a los lugares de poder y gobierno que pensó que merecían y serían útiles para una incruenta transición.
El final previsible se cumplió y no por previsible nos dejo de enajenar y prestar curiosidad por su vida, por hechos ya vividos, pero que tal vez olvidados nos hicieron volver a los inicios de una naciente democracia en nuestro país.
Adolfo Suarez, aun llamado por muchos “presidente” se ha ido en honor de multitudes. Honrado como, ahora, se merecía e incluso loado por quienes fueron sus opositores, sus traidores, sus desertores.
El que fuera acusado de perjurio, por haber jurado los Principios Fundamentales del Movimiento. Quien desempeñó diferentes cargos dentro de las estructuras del franquismo entre los que cabe destacar el de Ministro Secretario General del Movimiento, logró la autoliquidación de las Cortes franquistas y sacar adelante el Proyecto de Reforma Política lo que permitió que en España, después de cuarenta y un años se celebraran elecciones generales libres el 15 de junio de 1977. En ellas, el cabeza de lista de la UCD, Adolfo Suárez, se alzaba como vencedor de las mismas e investido como presidente del Gobierno, cargo del que dimitió el 29 de enero de 1981 dando muestras de su cordura y buen hacer en beneficio del país al que dijo “Puedo prometer y prometo” un programa electoral que intento cumplir y convertirse en el adalid de nuestra democracia y conseguir que la concordia entre las dos Españas que salían del franquismo, fuera posible.
Hombre, amigo, persona, político, cuyo ejemplo de honradez y dignidad sería de desear que siguieran aquellos que hoy aferrados a la dictadura de la mayoría, gobiernan con prepotencia, con engaños y sin entrañas, ignorando al pueblo  y ocultando la corrupción y la sinvergüencería de sus dirigentes, compañeros de partido y colegas.
Quiero finalizar mi sencillo reconocimiento y decir “adiós Sr. Presidente” Tal y como él termino su discurso sobre la Ley de Asociaciones Políticas ante las Cortes Españolas, previo a su elección.
...y permitidme para terminar que recuerde los versos de un autor español:
Está el hoy abierto al mañana
mañana al infinito
Hombres de España:
Ni el pasado ha muerto
Ni está el mañana ni el ayer escrito.

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