jueves, 4 de septiembre de 2014

EL MUY HONORABLE

Desde hace más de dos mes no pasa un solo día sin que todos los medios de comunicación se hagan eco de la cada vez más increíble, vergonzosa, incalificable confesión del ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol en la que  reconoció haber tenido cuentas bancarias secretas y millonarias en el extranjero durante más de 30 años. Este individuo lleva muchos años haciendo y deshaciendo a su antojo, desviando, quien sabe que dinero y su procedencia,  a cuentas privadas en bancos extranjeros.
Y se hizo llamar “MUY HONORABLE”. Honorable, que según El Diccionario de la lengua española (DRAE) lo define como “Digno de ser honrado o acatado. Tratamiento que en algunos lugares se da a los titulares de determinados cargos”. Realmente el susodicho no merece ni ser honrado ni acatado y a pesar de que algunos (los adictos) defiendan su confesión, es vergonzoso que acumule fraudulentamente una ingente cantidad de dinero y que no lo declare, que no cumpla con la más elemental de las obligaciones de un ciudadano.
Lo que en su tiempo se apuntó como una posibilidad que sus vasallos, sus adictos, sus súbditos, sus incondicionales pronto se apresuraron a desmentir y a definir como un ataque de España a Cataluña, de esa España que “nos roba” y ahora se ha puesto en evidencia que el que roba es el propio ciudadano “molt honorable” que aun sigue dando muestras de omnipotencia, de superioridad, de víctima, de arrogancia, de poderoso, y su “ahora no toca” aun parece querer imponer como imponían, en su día, sus correligionarios allá donde mandaban o dirigían, a veces, por adictos al “pujolismo”.
Ahora todo ha salido a la luz, la corrupción, la malversación de fondos, los negocios fraudulentos, las estafas... del ex presidente y de su familia, ahora se presentan como victimas e intentando justificar lo injustificable. Pero lo más vergonzoso del caso es que este “molt honorable”, que durante mucho tiempo había sido considerado un símbolo, un líder, un emblema, un dios, un salvador,  de la política, está en la calle. Sí, como lo oyen, en la calle, durmiendo en su casa, junto a su esposa, y recibiendo el consuelo, la exculpación, la pleitesía, la justificación de sus incondicionales.
Cuando leo, oigo o veo algo relacionado con el tema no puedo dejar de preguntarme ¿cómo es posible que la cárcel esté llena de delincuentes de poca monta y éste impresentable siga libre hasta el juicio?. Desde luego, situaciones como ésta creo que contribuyen al descrédito de la justicia, de la clase política, de la clase empresarial y al más elemental de los valores, la honradez, que tantos y tantos ejercen con dignidad.
Aunque sólo sea por la alarma social suscitada, no se debería demorar el juicio y la reclusión de los Pujol-Ferrusola. Han jugado con el espíritu de honradez y dignidad de los catalanes, de todos los ciudadanos del país. Tus “lecciones” de ética, tu lema “El trabajo mal hecho no tiene futuro; el trabajo bien hecho no tiene fronteras "  no has sabido ni cumplirlo.
Espero que aunque tarde, las instituciones reaccionen y devuelvan la dignidad perdida a la Generalitat, a la clase política y los inmensos profesionales que llevan años trabajando allí y dignificando la política de este país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario