Desde hace más de dos mes no pasa un solo día sin
que todos los medios de comunicación se hagan eco de la cada vez más increíble,
vergonzosa, incalificable confesión del ex presidente de la Generalitat, Jordi
Pujol en la que reconoció haber tenido
cuentas bancarias secretas y millonarias en el extranjero durante más de 30
años. Este individuo lleva muchos años haciendo y deshaciendo a su antojo,
desviando, quien sabe que dinero y su procedencia, a cuentas privadas en bancos extranjeros.
Y se hizo llamar “MUY HONORABLE”. Honorable,
que según El Diccionario de la lengua española (DRAE) lo
define como “Digno de ser honrado o acatado.
Tratamiento que en algunos lugares se da a los titulares de determinados
cargos”. Realmente el susodicho no merece ni ser honrado ni acatado y a pesar
de que algunos (los adictos) defiendan su confesión, es vergonzoso que acumule
fraudulentamente una ingente cantidad de dinero y que no lo declare, que no
cumpla con la más elemental de las obligaciones de un ciudadano.
Lo que en su tiempo se apuntó como una posibilidad que sus
vasallos, sus adictos, sus súbditos, sus incondicionales pronto se apresuraron
a desmentir y a definir como un ataque de España a Cataluña, de esa España que
“nos roba” y ahora se ha puesto en evidencia que el que roba es el propio
ciudadano “molt honorable” que aun sigue dando muestras de omnipotencia, de
superioridad, de víctima, de arrogancia, de poderoso, y su “ahora no toca” aun
parece querer imponer como imponían, en su día, sus correligionarios allá donde mandaban o dirigían, a
veces, por adictos al “pujolismo”.
Ahora todo ha salido a la luz, la
corrupción, la malversación de fondos, los negocios fraudulentos, las
estafas... del ex presidente y de su familia, ahora se presentan como victimas
e intentando justificar lo injustificable. Pero lo más vergonzoso del caso es
que este “molt honorable”, que durante mucho tiempo había sido considerado un símbolo,
un líder, un emblema, un dios, un salvador, de la política, está en la calle. Sí, como lo
oyen, en la calle, durmiendo en su casa, junto a su esposa, y recibiendo el
consuelo, la exculpación, la pleitesía, la justificación de sus incondicionales.
Cuando leo, oigo o veo algo
relacionado con el tema no puedo dejar de preguntarme ¿cómo es posible que la
cárcel esté llena de delincuentes de poca monta y éste impresentable siga libre
hasta el juicio?. Desde luego, situaciones como ésta creo que contribuyen al
descrédito de la justicia, de la clase política, de la clase empresarial y al
más elemental de los valores, la honradez, que tantos y tantos ejercen con
dignidad.
Aunque sólo sea por la alarma social
suscitada, no se debería demorar el juicio y la reclusión de los
Pujol-Ferrusola. Han jugado con el espíritu de honradez y dignidad de los catalanes,
de todos los ciudadanos del país. Tus “lecciones” de ética, tu lema “El trabajo mal hecho no
tiene futuro; el trabajo bien
hecho no tiene fronteras " no has sabido ni cumplirlo.
Espero que aunque tarde, las
instituciones reaccionen y devuelvan la dignidad perdida a la Generalitat, a la
clase política y los inmensos profesionales que llevan años trabajando allí y
dignificando la política de este país.
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