jueves, 9 de marzo de 2017

PARA LAS MUJERES

A ti que eres mujer, dondequiera que estés, dondequiera que mores, a ti quiero rendir mi mayor y sincero homenaje y admiración en este día y en todos los del año, por ser como eres. A ti, sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición quiero hacer llegar mis palabras.
A ti, y que eres abuela, madre, hija, amiga, compañera, heroína, confidente y ante todo mujer, quiero en este día y siempre apoyarte, respaldarte, para que tus luchas por la igualdad tengan el resultado que se pretende. A ti, que has sido y eres maltratada, humillada, vejada, oprimida, sometida, menospreciada… deseo que palies todas estas vejaciones y ocupes en la sociedad el lugar que mereces. Un lugar de igualdad y de valoración.
Os admiro y os exhorto y acompaño a seguir en las trincheras de la resistencia hasta que consigamos hacer de este mundo un lugar donde la vida merezca la pena ser vivida, sin excluir a la mitad de la población, a una parte de la población que se ve avocada a trabajos de servicios, a trabajos indignos, a trabajos incluso humillantes.
Un Estado que recorta un 26% desde 2010 el presupuesto para la prevención de la violencia machista no puede jactarse de paliar la desigualdad de género y menos aún si continua recortando presupuestos impulsando el trabajo solapado y silencioso de las mujeres en el hogar y no arbitre medidas institucionales de apoyo a la conciliación no puede tildarse, en ningún caso, de Estado Social y Democrático de Derecho.
Basta ya de violencia de género, de reuniones inútiles, de proclamas superfluas, de decir que si y actuar de forma contraria. Es el momento de aparcar las palabras y ponerse a hacer para dejar de hablar porque las palabras se las lleva el viento y solo los hechos quedan. De no hacerlo así, el Estado contribuirá y será cómplice del mantenimiento del sistema patriar¬cal; creará expectativas ópticas de igualdad; asignará las funciones domésticas se-gún sexo; y ayudará, con su aportación institucional, a la generación y man-tenimiento de la violencia estructural contra las mujeres: si las mujeres no participan es porque no quieren. Y es aquí, con estas palabras donde el Estado se erige como gran maltratador del mal llamado sexo débil.
Un año más volvemos a hablar en este día de igualdad, pero ya es hora de que hagamos alguna vez algo que sea de verdad, que se note que hay igualdad. Cuando se acallen las voces de las manifestaciones reivindicativas esperamos que se activen los hechos que desea la sociedad para las mujeres.

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