viernes, 10 de abril de 2020

TAN RÁPIDO



Y el cielo grisáceo se tornó de color plomizo tan rápido, que no me dio tiempo a contemplar su cambio de colorido lentamente, cabio de tonalidad, fue tan rápido, que se tornó negro en un instante y percibí rápidamente,  grandes gotas que caían  sobre mi cuerpo tan rápido que no me dio tiempo ni a protegerme. La tierra sedienta las empapo y absorbió tan rápido tantas gotas, que no lo le dio tiempo a que aquellas aguas fluyeran por los arroyos. Fue todo tan rápido como un parpadeo, tan rápido como el vuelo de un pájaro, tan rápido como se disipa el eco de la campana, tan rápido como una hoja es transportada por el viento. Entonces me detuve rápidamente, alargue lentamente mi mano, y le pedí apresuradamente  que me la cogiera, que no la soltara en la vida, porque ahora, que no podía ir rápido, necesitaba que fuera mi cayado para caminar sin premuras por el sendero de la vida. Necesitaba ver rápido los crepúsculos del atardecer, y contemplar perezosamente la policromía del fin del día que lentamente declina cuando el sol se eclipsa por el horizonte.
Todo ocurría tan
rápido tan raudo, tan veloz, tan precipitadamente, que ni percibí que,  había vivido tan rápido, que no me había dado tiempo a contemplar lentamente el paso de la vida, ni el transcurrir de las primaveras, no me había dado tiempo a descubrir cómo habían crecido mis descendientes. Todo había sido tan rápido, que ya era patriarca y  abuelo de cabellos canosos cargado de esperanza, ilusión y anhelo, caminando por la vida sin ir tan rápido y lentamente contemplar y disfrutar del paso de los días. Pensé que había llegado el momento de no ir tan rápido. en franqueza para qué ir tan rápido?, si las horas, los días, trascurrían igualmente, mejor era no ir tan rápido y vivir más y mejor cada momento de los que me brindaba la vida, disfrutar de esos momentos y de las personas que tenía en mi entorno y que cada día me decían, buenos días y buenas noches.         

No hay comentarios:

Publicar un comentario