Distinguido
Sr. José Manuel Caballero Bonald
Permítame
que me dirija a Ud. con toda mi humildad a sabiendas de que quizás nunca mis
palabras serán leídas por Ud. pero deseo, desde este espacio tan personal,
transmitirle mi máxima admiración por el “Premio Cervantes” que le ha sido
otorgado por una vida dedicada a la poesía, a la literatura y porqué no, al compromiso
social.
Me
abochorno de mi mismo por no haber sabido nada de este reconocidísimo escritor
cuyo nombre me resultaba familiar por haberlo oído en las radios locales
haciendo referencia a la fundación que en la ciudad de Jerez lleva su nombre y
a entrevistas y coloquios sobre su persona y su obra pero he de reconocer que
“nadie es profeta en su tierra” si bien es cierto, que en su Andalucía siempre ha
sido querido, admirado y reconocido su trabajo, su esfuerzo, su rebelde inconformismo
y su forma de defenderse con la palabra contra las ofensas de la vida o de
aquellos que siguen pensando, criticando y desprestigiando a la Andalucía
cargada de tópicos y difamada por políticos,
que incluso se hacen llamar “honorables”.
Si como manifestó en
su discurso, el premio ha supuesto un motivo de orgullo
muy especial y un honor que va a acompañarme cada día, puedo asegurarle que
para mí ha significado un incalificable orgullo y honor sus logros y el figurar
en esa inmensa lista de escritores andaluces y que sin duda han recibido menos
de lo que con sus obras nos han ofrecido y nos ofrecen.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDOqfWxbpp_9ywB6A4jlgV0pPR6RVV0et4Zv8DV3aqmYH2h4Eb1STQyeFXhVYQi7n9goVo-ipA05tSGr1DBoovCqpluStZDjEavAKTt7gyyLRMIk_IsO7qxcVVm5egrG1ITd1JN_7YIhU/s320/caballero--644x362.jpg)
Gracias por apuntar que “Leer un libro, escuchar una sinfonía, contemplar
un cuadro, son vehículos simples y fecundos para la salvaguardia de todo lo que
impide nuestro acceso a la libertad y la felicidad”.
Gracias por exhortarnos a que siempre
hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quitárnosla. Siempre hay
que esgrimir esa palabra contra los desahucios de la razón, a lo que me permito
añadir, a los desahucios de tanto como en estos tiempos nos están mermando.
Lamento no saber hablar para hablarle al poeta. Quisiera saber escribir
para agradecerle toda la belleza que ha dejado esparcida como simiente, en las páginas
que ha inundado con su pluma. Pluma que hoy quisiera tener entre mis dedos para
trazar palabras que despierten el sentir por las letras, por la palabra, por la
poesía, por la cultura, a todos aquellos que se asomen a la ventana de este
lugar y así sepan que este hombre, Pepe Caballero, uno de los grandes, uno de
los más grandes, nos deja una maravillosa herencia de léxico, de poesía, de libertad y de palabra.
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