Según
la historia, en el concilio de Nicea (año 325) se establecieron las primeras
normas para la celebración de la pascua de Resurrección y en el año 525,
Dionisio el Exiguo unificó el cálculo de
la pascua cristiana, estableciendo que la Pascua de Resurrección es el domingo
inmediatamente posterior a la primera luna llena astronómica tras el equinoccio
de primavera. Por ello, la Semana Santa puede acontecer, no antes del 22 de
marzo y el 25 de abril como muy tarde.
Este
año, como otros muchos, para muchas personas de norte a sur y a lo largo y
ancho del país, estas fechas indican época de vacaciones y fin de semana largo,
pero para otras, la Semana Santa
tiene un significado aun mayor y profundo.
Este
año, como otros muchos, la lluvia frustrará ilusiones de los cofrades, de las
cofradías más o menos conocidas o populares y nuevamente nos permitirá percibir el olor a tierra mojada, fundido con
el de la incipiente primavera, con el del azahar, con el de la cera y el del
incienso.
Este
año, como otros muchos, el tibio sol
bañará las cálidas tardes perfumada de primavera y amenazadas de lluvia,
mientras una heterogénea o precisa, festiva o silenciosa, piadosa o pérfida,
creyente o agnóstica muchedumbre contemplará las más variopintas procesiones de
unos y otros lugares de nuestra
geografía.
Este
año, como otros muchos, el Viernes de Dolores han procesionado los primeros
pasos de hermandades de penitencia precedidas de la Cruz de guía a la que
siguen nazarenos en fila, han discurrido
por calles y plazas que se convierte en una simbiosis de religiosidad y
bullicio, de tradición y actualidad, de pasado y presente marcando así el
inicio de este tiempo.
Este
año, como otros muchos, se loaran la Semana Santa que apenas sale en la tele. La de los pueblos pequeños, las
cofradías humildes, las imágenes que se conocen poco. Porque todas tienen algo
que las hace especiales para merecer un hueco en el corazón de sus fieles. Son
las cofradías pequeñas y las humildes, pero
las grandes para sus fieles cuyo trabajo, esfuerzo, abnegación y devoción,
merecen la misma gloria que tienen las más reconocidas y populares.
Este
año, y no como otros muchos, con sus
pros y sus contras e inmersos en una gran incertidumbre laboral y social,
nuevamente vuelve la Semana Santa.
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