En
estas mañanas frías, de molesto viento, en las que el sol apenas deslumbra y
calienta, parece que empieza a nacer otra nueva primavera. En estas mañanas voy
rodando por carreteras locales, secundarias, vías de servicio, caminos, carriles,
trochas, senderos y veredas pedaleando sobre
la bicicleta que me desplaza permitiéndome descubrir nuevas mañanas, viejos
campos con nuevos colores.
Las
orillas y cunetas del recorrido, están ya repletas de verdor que marca la
separación entre la zona de tránsito y los campos de labranza. Orillas y
cunetas donde crecen matorral, esparragueras, hinojos o cardos de géneros y
especies variopintas y propias del lugar.
Las
orillas y cunetas del recorrido están adornadas, entre otras plantas silvestres
florales, de margaritas de pétalos blancos y flósculos centrales amarillos, de
malvas con flores violetas, jaramagos de flores amarillas pequeñas, y por las
rasadas o rojas amapolas primerizas.
El
almendro ha perdido su floración y presenta pequeñas hojas verdes. En los olivares o diseminadas encinas,
higueras, alcornoques, quejigos, algarrobo o acebuches se muestran nuevos
tallos y hojas pregonando que llaga la primavera y en los cuales anidan,
se posan o revolotean gorriones, jilgueros o palomas torcaces que al anochecer
guardaran silencio, callaran su piar, su trino, su canto alegre que percibo por
doquier dando alegría a mi mañana, a mi día, a mi hora de transitar por estos
parajes. Aves que me hacen levantar la cabeza para verlas revolotear
y batir sus alas para acercarse, alejarse dejando en el aire un concierto de
gorjeo primaveral.
Al
paso por las proximidades de riachuelos se levantan colleras de patos al igual
que lo hacen las de perdices que alzan el vuelo o están agazapadas vigilando
por donde revolotean las águilas que con sus alas extendidas planean a gran
altura y escudriña en busca de sus víctimas.
Mientras
transito viendo el verde trigo y los nuevos colores primaverales que tanto
recuerdos me evocan, rompe mi silencio el ruido de un tractor que marcha por
las proximidades o labora preparando los campos para la siembra de los productos
que a la postre germinarán y darán sus frutos.
¡Ay, quién supiera escribir! como los poetas, como los
escritores y loar a la primavera, al amor. ¡Ay el amor! siempre el amor, que
por estas épocas florece o se desbarata. El amor adolescente, perpetuo,
pasajero, secreto, cómplice, carnal, banal, lisonjero, corrupto, longevo. Amores sufridos, benignos y sin envidia, amores
prohibidos, y que han sido, son o serán leyenda.
Llega
la primavera con una explosión de luz y color que viste y engalana los campos con
un armónico manto polícromo denotando la esperanza de la vida con olor a azahar
y claveles.
Llega la primavera que invita a pensar,
a quienes en el bastidor de su mente tejen bordados de soledad con hilo de
recuerdos enhebrados en aguja de nostalgia.
20 de març de Joan M.
Serrat
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