jueves, 2 de octubre de 2014

PERSONAS MAYORES



¿Alguien podría definir que es una persona mayor? Posiblemente se diría que es la que ya tiene una cierta edad. Pero, ¿a partir de qué edad se considera a una persona mayor? Suelo pensar que la fecha de nacimiento sólo indica cuando biológicamente una persona empieza la vida, pero que el paso de los años puede influir en las personas de forma muy diferente y lo que constato es que los que antes se denominaban de “la tercera edad” hoy se adjetivan de forma diferente, quizás por la dificultad que representa matizar donde empieza “una edad” y donde termina. Sea como fuere el 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas Mayores.
Día que debería servir para que entendamos que durante muchos días del año debemos difundir la buena imagen de los mayores. Debemos constatar que son personas útiles, capaces, valederas, aptas, competentes, fuente de cultura, trasmisores de valores, artífices de la familia, el pueblo, la ciudad, el país que con su trabajo han ido erigiendo.
Me indigna que se rechacen, se aparquen, a unas personas por que han cumplido años. Me revela que no se las considera útiles aunque se las utilice para intereses personales o lo que es más lamentable, intereses políticos electoralistas. Me entristece verlas sentadas en un banco callejero, al sol y con la mirada perdida en el infinito mientras quien sabe que resuena en su mente.
Me parece una cobardía que por su condición de mayores, les estafen entidades, bancarias, sufran atracos en su domicilio o en la calle. Que sinvergüenzas sin escrúpulos pretendan estafarlos cobrándole revisiones innecesarias de sus instalaciones domesticas.
Es lamentable que en un momento de su vida, quienes lo han dado todo por sus hijos, se vean apartados después de habernos servido bien, se vean recluidos en centros donde las atenciones que reciben distan mucho de ser las que necesitan en esas edades como son, una palabra cariñosa, una caricia, una mirada, un beso…


El colectivo de personas mayores cada vez es más numeroso y cada vez son más quienes viven sin los servicios imprescindibles, sin ayuda, sin que sus derechos estén protegidos por la ley y si lo están, tienen dificultades para que se les reconozcan. Sufren recortes en sus mingues pensiones, han de pagar por unos medicamentos imprescindibles por su edad, etc., etc...
Cada vez que fallece una persona mayor se quema un libro de historia personal, familiar y colectiva.

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