Me estremecen los sigilos del hombre, Del individuo que muere
SILENCIO
El mutismo de la noche se rompe por cornetas y tambores que hacen perenne su compañía. El sosiego de la oscuridad se desquebraja con la marcha fatigada de costaleros que arrastran sus pies sobre los empedrados Se rompe la hora con el redoble de tambores que desgarran las tinieblas Y es que es la semana de la luna llena después del equinoccio primaveral. Es la semana en que la luna irradia e ilumina hasta los espacios más lóbregos del lugar.
SOLO
Me dejaron sólo un instante y seguí caminando por el angosto y sinuoso camino hasta descubrir que a mi lado alguien caminaba poniendo sus sandalias sobre las huellas que iban dejando las mías entonces comprendí que nunca me dejaron sólo, que todo eran elucubraciones de mi mente. Me dejaron solo y desde la loma grite y el eco respondió a mi voz potente y me quedé separando otras respuestas pero súbitamente me percaté de que había sido un sueño que dormía en los pliegues de mi mente
SILENCIOS
Silencios, el del alma, Silencios, el del viento, el del niño. Silencios, el del agua que canta llorando, los sueños del río que se aleja. Noto el silencio de las montañas que añoran los nimbos que cubren sus cimas y rompen en suspiros cuando las nubes se alejan. Silencios, el de las flores que se dejan mecer por el viento y difunden generosamente su aroma por doquier Silencios, el de Dios que se callan Silencios, el del hombre que gime, que ríe, que dice palabras, palabras, palabras sin sentido, y que grita sus penas dormido.
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