jueves, 2 de mayo de 2019

UN CUADRO HECHO REALIDAD

Cuentan que contaron que contaban que había una vez una niña que se llamaba Claudia y tenía 8 años. Le gustaba mucho dibujar y los dibujos siempre los regalaba a sus familiares. Era tal su agrado por la pintura, que solía decir que de mayor quería ser pintora. Pero siempre tenía el mismo problema: cuando se ponía en su mesa delante de una hoja, no sabía qué dibujar. Un día decidió intentar hacer un bosquejo y como no tenía inspiración, pidió la opinión de su madre: - Madre, hoy qué puedo dibujar ?. – La madre le respondió: Pues, no sé, quizás algún animal, como un pato, una ardilla, A Claudia le gustó la idea de dibujar los dos animales que le había dicho su madre pero pensó que en el dibujo debería haber algo más. Mientras iba hacia la habitación, se le ocurrió que también le podía preguntar a su padre y así lo hizo - Papa, si fueras yo, qué dibujarías ?. - No lo sé respondió el padre, ya sabes que a mí no me gusta mucho dibujar y prefiero la lectura. Yo opto por leer y te propongo que leas alguno de los cuentos que tienes, leyendo se aprende mucho y los dibujos que hay en los cuentos también te pueden inspirar. Ya que me preguntas creo que podrías hacer unas montañas y que vinieran desde el valle que hay entre dos montañas La niña relacionó las cosas que le habían dicho sus padres y le iba gustando la idea, pues ya se imaginaba en qué parte del dibujo podía poner el pato, el río, ... Pero ahora estaba preocupada pues no sabía dónde poner la ardilla. Así que se marchó a la habitación de Marta, su hermana mayor, y le hizo la misma pregunta que a sus padres. La Marta respondió: - A ver, déjame que piense, ya lo tengo, puedes dibujar un camino que cruza el río por un puente, con árboles a los lados. - Muy bien dijo Claudia. Ahora ya sé qué dibujar, ya me puedo ir a mi habitación. Estando allí sola, comenzó el dibujo, pero no sabía qué hacer para que se vieran más los animales o bien que se viera más el puente con más detalles. Estaba sentada en la silla pensando y pensando, cuando de repente, se le apareció un duendecillo. No hacía ni una cuarta de altura e iba vestido todo de color verde, incluso su cabellos eran verde. Llevaba un sombrero acabado en punta y llevaba gafas. - ¿Quién eres tú? - Preguntó Claudia, - Soy un duendecillo y he venido para concederte un deseo a cambio de que tú me hagas un favor, ... - Pero, será no será muy difícil ? pregunto  Claudia, - Espera, déjame terminar ye te lo explicaré,. No, no será muy difícil. Aceptas o no ?. Cuál es tu deseo? - Sí que acepto. Mi deseo es muy fácil de cumplir. Sólo me gustaría que me dijera como queda mejor el dibujo. Y diciendo eso le enseñó el papel donde había un borrador que había hecho anteriormente. El duendecillo le dijo que no hacía falta responder a esa pregunta porque el favor estaba relacionado con ello. Para hacerlo debes venir conmigo a la montaña de enfrente. La niña, fue junto a su madre para preguntarle si le dejaba ir a la calle un rato para jugar con sus amigos y amigas. Aunque después se iría con el duendecillo. Al final le dejo salir y cuando llegaron, el duendecillo dijo: - Tienes que intentar dibujar el paisaje que estás viendo seco y triste, que sea todo verde y frondoso y lleno de hojas. -Pues pensaba que sería más difícil dijo Claudia. Espera, que todavía no he acabado En aquel castillo de allá arriba vive una bruja que se llama Elena Antes era un hada, que era la reina del bosque. Pero un día apareció una bruja que le hizo un hechizo. En aquel momento ella se convirtió en una bruja y su hermoso palacio se transformó en un horrible castillo encantado. Desde que la bruja ha llegado, el bosque se ha secado, mira como está de feo dijo el duendecillo un poco triste. - Pero yo qué puedo hacer?. - De momento, tú haz lo que te he dicho, después ya te explicaré el resto. Rápidamente el duendecillo hizo aparecer una hoja de papel para dibujar y un lápiz, y la niña empezó su dibujo. Al cabo de un rato ya había terminado. Entonces el duendecillo le dijo que dibujara en lo alto de la montaña que había en medio, un palacio con la forma del castillo, Claudia lo terminó y el duendecillo le dijo: - Muy bien !. Te ha quedado muy bonito Ahora ven conmigo que te explicaré que tienes que hacer. Iban caminando y a la vez el duendecillo le iba explicando lo que tenían que hacer los dos juntos. Tenían que subir a! castillo donde estaba la bruja y coger unas pinturas mágicas. Después deberían ir corriendo a pintar el cuadro, volver nuevamente al castillo, meter el cuadro en un baúl y cerrarlo con llave. El duendecillo le dijo a la niña que después de hacer eso ya vería ella misma que pasaba. - Si tenemos que hacer todo esto, comento el duendecillo, hemos de ir másrápido. Los dos amigos caminaron hasta el pie de la montaña y la comenzaron a subir, pero la bruja los vio y los convirtió como la montaña, en unmontón de roca. Esto hizo más difícil la subida, porque tuvieron que gatear. Después de muchos intentos, lograron alcanzar la puerta del castillo que estaba cerrad. – como abrimos la puerta pregunto ?  Claudia al duendecillo. El duendecillo le explicó que cuando aún era un palacio, existía una contraseña que era ¡¡Ábrete puerta mágica¡¡, pero el duendecillo no sabía si todavía funcionaría aquella contraseña. El duendecillo lo probó, dijo las palabras mágicas y, efectivamente, la puerta se abrió y los dos pudieron entrar. Allí dentro se encontraron con la bruja Elena, que no paraba de hacer hechizos para deshacerse de ellos, pero no lograba su propósito, porque el duendecillo había hecho un truco para que los hechizos de la bruja no tuvieran efecto. No sabían cómo pasar y coger las pinturas. Entonces el duendecillo tuvo una idea; hizo aparecer una luz. La bruja empezó a protestar porque se estaba desbaratando por el efecto de los rayos de luz. Ellos tenían que darse prisa porque la bruja se estaba extinguiendo y si desaparecía la bruja, el hada no volvería a existir y aquella luz destruiría a la bruja en poco tiempo. Cogieron las pinturas mágicas, e hicieron el dibujo. Ya está terminado, exclamo  Claudia!. Muy bien ahora rápidamente hemos de ponerlo dentro del baúl Tuvieron que escalar la montaña de nuevo. El peligro ahora era menor y el llegar a la cima fue más fácil, porque ya habían vivido antes la experiencia. Dijeron la contraseña, entraron y vieron que la bruja ya estaba casi exhausta y volviendo a ser un hada Corrieron hacia la estancia donde estaba el baúl. Y el duendecillo dijo: -
Ahora déjame que lo haga yo - De acuerdo dijo Claudia el duendecillo abrió el baúl, metió el dibujo dentro y lo cerró con llave. Entonces le dijo a la niña que tenía que salir del castillo y cerrar los ojos Porque lo que iba a acontecer no lo podían ver los ojos humanos, pues era un secreto del bosque. Pasaron unos minutos y el duendecillo le dijo que ya podía abrirlos ojos. La niña vio el paisaje que antes era tosco, salvaje y seco, y ahora estaba tal y como ella lo había dibujado, verde, lleno de vegetación y flores. El duendecillo le dio la llave del baúl al hada y ésta le dio las gracias a Claudia y al duendecillo por todo lo que había hecho. La niña cuando regresó a su casa le explicó a su familia lo que había hecho, pero no la creyeron. A ella le daba igual, pues lo había vivido y estaba muy contenta de si misma y siguió dibujando cada vez con más ganas y mejor.

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