miércoles, 8 de octubre de 2008

LOS ÁNGELES SIEMPRE VIVEN

Querida María:
¿Cuánto tiempo hace que te fuiste? ¿O quizás no te has ido nunca?, porque desde aquel lluvioso siete de septiembre has permanecido en mi memoria y cada día constato más y mejor que permaneces en la memoria de todos los que te hemos conocido, de los que te queremos, de los que en algún momento de nuestros días sentimos tu ausencia física. La vida a veces hace coincidir cosas tan sencillas como la lluvia, el siete de septiembre, cuando habías cerrado los ojos a la luz del mundo, llovía, el 28 de enero cuando mi padre emprendió el viaje hacia el cielo también llovía, también ese día caían lagrimas del cielo que mezcladas con las mías aliviaban el dolor, el agua alivia, purifica.
Muchos han sido los días que he pensado escribirte y hoy lo hago para dejar constancia en mi blog de tu presencia en mi recuerdo, para que aquellos que no te conocen sepan de ti a través de este espacio cibernético donde sin vernos nos hablamos, como yo pretendo hacer ahora contigo, como lo he hecho muchas veces cuando he alzado la mirada al cielo y he pensado en ti. A veces mi imaginación divaga, se torna infantil y me parece verte en aquella estrella en el infinito, otras te imagino rodeada de todos aquellos seres queridos que han pasado por mi vida y emprendieron el viaje sin regreso y de los cuales siento la ausencia física pero no del recuerdo.
En mi sencilla casa tengo una foto de ti, esta en un lugar preferente y te recuerdo y te miro y siento esa fuerza que tus nos mostrabas en todo momento con tu mirada. Leo tu página Web (
http://www.mariapallares.org/) y no puedo por menos que añadir más calificativos de los muchos que hay diciendo como eras, elogiándote, pero para mí siempre perduran tu tierna mirada y tú afable sonrisa e intento mirar y sonreír como tu lo hacías y así transmitir la paz que tú nos has dado y enseñado a transmitir.
María, esperaré en vano tu respuesta pero te seguiré escribiendo y estando muy cerca de tus padres, del Didac, del Pep, de la Mary, de todos cuantos quisiéramos abrazarte y sentirte feliz junto a nosotros.
Permíteme que te de las gracias por tu amistad, tu mirada, tu sonrisa, tu alegría, tu ternura, tu felicidad, tu testimonio, tu talante, tu amor, tu fe, tu vida.
Vela por nosotros desde la casa del Padre celestial y ayúdanos a vivir una fe plenamente encarnada como tú lo has hecho.
Un fuerte abrazo inolvidable María.

1 comentario:

  1. "Amb l'esplèndid títol Los ángeles siempre viven, Emili Manrique transmet la
    càlida presència espiritual de la Maria amb amoroses i sentides paraules. La
    teva carta, Emili, tindrà resposta perque Ella sempre ens contesta. Ens
    contesta en el silenci interiortzat i viu que podem experimetar
    continuadament".
    McSans

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