jueves, 2 de octubre de 2008

UN NUEVO AMANECER

Hoy he vuelto a subirme en la bicicleta, hacía tiempo que quería hacerlo pero quienes me conocen ya saben como soy, hay veces que quiero hacer algo y no puedo y otras que puedo y no quiero.
Hoy he vuelto a sentir el aire fresco de la mañana, las estrellas se han ido eclipsando dando paso al alba. La sinuosa carretera por la que, no sin esfuerzo, me iba deslizando se ha ido haciendo más visible. A lo lejos el horizonte perfilado por montañas tenía un color rojizo mezclado con el azul del nuevo día. La tierra empapada por la lluvia de los últimos días olía a tierra mojada y el verde de la hierva otoñal declinaba mientras que los olivos mostraban sus ramas caídas por el peso de las aceitunas que aguardan los días de capricornio para ser recolectadas, llevadas a la almazara y exprimidas.
Mientras trascurría el tiempo y no cesaba en el pedalear he ido pensando en un sinfín de cosas, sobretodo en esta época de trabajo que estoy viviendo, época nueva y que me esta obligando a una reestructuración de mis horarios habituales y quehaceres cotidianos.
Mi pensamiento me lleva a constatar que persiste el cordón umbilical que me liga a mis hijos, a mi madre, a mis hermanas, a mi familia, a mis amigos, a los compañeros de trabajo, a los alumnos, a la escuela, a los libros, a las aulas, a mi “lof”, a Barcelona, que imagino inmersa en el bullicio y el ir y venir de sus gentes en estas horas de la mañana.
Añoro el mar, los ríos, el agua manando fresca y cristalina. El arroyo y los canales de riego próximos a la carretera y que me paro a mirar llevan aguas turbias y cenagosas.
Mientras circulo en mi mente se hilvana ideas, frases y palabras que forman una oración para dar gracias a Dios de todo cuanto soy y tengo tan cerca de mi y que me hace sentir una gran felicidad.
Hoy soy feliz

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