En 1521, el explorador portugués Fernando
de Magallanes llegó a Filipinas y reclamó las islas para España y así el vocablo «Filipinas» deriva del nombre del rey Felipe
II de España. Durante una expedición en 1542, el explorador español Ruy López
de Villalobos bautizó las islas de Leyte y Sámar como «Felipinas» en honor al
entonces Príncipe de Asturias.
No es mi intención hacer una descripción geográfica de Filipinas, solo pretendo situarlo y referir sus antepasados españoles y que hoy, los que ayer lo colonizaron, están prestando ayuda después de que el tifón 'Haiyan' arrasarael día 8 de noviembre, las islas Filipinas, islas que por su ubicación están expuestas y son propensas a la acción de los terremotos y tifones.
No es mi intención hacer una descripción geográfica de Filipinas, solo pretendo situarlo y referir sus antepasados españoles y que hoy, los que ayer lo colonizaron, están prestando ayuda después de que el tifón 'Haiyan' arrasarael día 8 de noviembre, las islas Filipinas, islas que por su ubicación están expuestas y son propensas a la acción de los terremotos y tifones.
Después del desolador desastre ya no
quedan ni palabras ni letras para describir la desolación causada por tifón con
mayor intensidad jamás registrado.
Los medios de información afirman
"Esto es indescriptible". Y lo es, porque hemos manoseado tanto las
palabras devastación, catástrofe, tragedia y nos gustan tanto las metáforas
cinematográficas y bíblicas, que todo hoy es un inmenso, estéril y vasto lugar
común de las palabras. ¿Hay muchos muertos? ¿Son 10.000? ¿Se parece al Tsunami
o a Fukushima?
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhs0KD5BZDykgaPdMv1r_4an_OedcmFp1NDZCuwvllrfwxd9ulU2YB0VB5CPFE7IuoNddbhJCqU5IdbfulOQnwhgHHrxdALtgpDZSi-cFW24pWM3TTjKHglbStRs9bTSDvzULwpNMpPwMc/s320/FILIPINAS-1.jpg)
El hambre, la sed, la falta de las necesidades
más básicas se mezcla con el hedor que produce el cataclismo acaecido, con las lágrimas
de quienes lo han perdido todo, con la rapacería para poder subsistir entre
tanta miseria y fatalidad.
Una vez más es a los más menesterosos
quienes son victimas de la desolación y la catástrofe. Una vez más la
solidaridad de la población “favorecida” es precisa. Una vez más hace falta absolutamente
todo para una población afectada de más de nueve millones y medio de personas y
cuyas infraestructuras del transporte son relativamente subdesarrollada lo que
impide la pronta llegada de todo lo que es imprescindible en estas situaciones.
Decenas de afectados trabajan como
voluntarios a cambio de comida. Las propias víctimas son empleadas en un
trabajo vecinal de dimensiones mastodónticas.
Nuevamente hemos visto a
los niños, llorar, pedir, sufrir, penar, dormir y deseamos, esperamos, queremos
verlos muy pronto, vivir como merece su condición de niños, aún en medio del
caos y la tragedia, siendo felices
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