martes, 26 de noviembre de 2013

FILIPINAS Y EL TIFÓN 'HAIYAN'



En 1521, el explorador portugués Fernando de Magallanes llegó a Filipinas y reclamó las islas para España y así el  vocablo «Filipinas» deriva del nombre del rey Felipe II de España. Durante una expedición en 1542, el explorador español Ruy López de Villalobos bautizó las islas de Leyte y Sámar como «Felipinas» en honor al entonces Príncipe de Asturias. 
No es mi intención hacer una descripción geográfica de Filipinas, solo pretendo situarlo y referir sus antepasados españoles y que hoy, los que ayer lo colonizaron, están prestando ayuda después de que el tifón 'Haiyan' arrasarael día 8 de noviembre, las islas Filipinas, islas que por su ubicación están expuestas y son propensas a la acción de los terremotos y tifones.
Después del desolador desastre ya no quedan ni palabras ni letras para describir la desolación causada por tifón con mayor intensidad jamás registrado.
Los medios de información afirman "Esto es indescriptible". Y lo es, porque hemos manoseado tanto las palabras devastación, catástrofe, tragedia y nos gustan tanto las metáforas cinematográficas y bíblicas, que todo hoy es un inmenso, estéril y vasto lugar común de las palabras. ¿Hay muchos muertos? ¿Son 10.000? ¿Se parece al Tsunami o a Fukushima?
Las cifras oficiales de muertos creo que será muy difícil de determinar si bien para todos ha sido visible como los cadáveres amortajados con bolsas de plástico se alinean en espera de ser inhumados.
El hambre, la sed, la falta de las necesidades más básicas se mezcla con el hedor que produce el cataclismo acaecido, con las lágrimas de quienes lo han perdido todo, con la rapacería para poder subsistir entre tanta miseria y fatalidad.  
Una vez más es a los más menesterosos quienes son victimas de la desolación y la catástrofe. Una vez más la solidaridad de la población “favorecida” es precisa. Una vez más hace falta absolutamente todo para una población afectada de más de nueve millones y medio de personas y cuyas infraestructuras del transporte son relativamente subdesarrollada lo que impide la pronta llegada de todo lo que es imprescindible en estas situaciones.
Decenas de afectados trabajan como voluntarios a cambio de comida. Las propias víctimas son empleadas en un trabajo vecinal de dimensiones mastodónticas.
Nuevamente hemos visto a los niños, llorar, pedir, sufrir, penar, dormir y deseamos, esperamos, queremos verlos muy pronto, vivir como merece su condición de niños, aún en medio del caos y la tragedia, siendo felices

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